Por Eduardo Stanley
El pasado viernes 31 de enero, varias organizaciones de los condados de Merced, Madera, Fresno y Tulare se reunieron para discutir estrategias para implementar el Censo 2020, es decir, contribuir a que los residentes pertenecientes a diferentes comunidades sean contados.
El Censo se realiza cada 10 años y su función es contar a todos los que viven en el país, sin consideración de su situación migratoria. Los únicos que no se cuentan son los residentes temporales, como los turistas. De acuerdo al crecimiento y distribución de la población, el gobierno federal distribuye millones de dólares para programas sociales, infraestructura —por ejemplo, nuevas escuelas, hospitales, carreteras, etc.— y se determina la cantidad de diputados federales de una determinada región.
Se estima que el gobierno federal distribuirá unos $900 billones de dólares durante diez años de acuerdo a la concentración de personas en cada comunidad. De ahí la gran importancia de incluir a TODOS los integrantes de una familia o de una casa en el formulario del Censo.
“Queremos que se escuche la voz del Valle, queremos los recursos necesarios para nuestros residentes”, dijo Kaying Hang, de la Sierra Health Foundation.
“Sabemos que mucha de nuestra gente tiene miedo por las deportaciones, pero los datos del Censo son confidenciales”, dijo Esmeralda Soria, concejal de la Ciudad de Fresno. “La Ciudad de Fresno está haciendo esfuerzos para que todos sean contados este año, es muy importante”. Miguel Arias, también concejal de Fresno, agregó que habló con un desamparado y le recordó que se hiciera contar.
Se estima que por cada persona que no es contada se pierden $2.000 dólares por año. O sea $20.000 en diez años. Y cuando esa persona requiere servicios habrá menos recursos, algo que afecta a todos, no solamente a quien no se hizo contar.
Muchas ciudades y condados están participando en este esfuerzo, inclusive con fondos para contratar personas que lleven la voz a comunidades que habitualmente no son contadas.
“Los condados aportan recursos porque queremos que todos sean contados”, dijo Lee Lor, Supervisora del Condado de Merced. “Tenemos que hacerlo por nosotros, por nuestros hijos”.
Para Eduardo Valero, supervisor del Condado de Tulare, este es un momento muy especial. “Represento al distrito 4, donde hay tres ciudades y 11 comunidades no incorporadas, que son las más difíciles de contar. Este año parte del Censo se realizará por internet y esto perjudica a esas comunidades, algunas apenas tienen acceso al internet”.
La falta de recursos en estas comunidades rurales —especialmente las más pequeñas y aisladas— perjudica el conteo. Además de las limitaciones de muchas familias debido al idioma o escasa escolaridad. “Si no nos hacemos contar nuestro futuro estará comprometido”, concluyó Valero.
Las comunidades de color o inmigrantes se quejan de que el Censo tiene limitaciones serias que perjudican el conteo real de cada una de ellas.
Por ejemplo, según explicó Sukaina Hussain, directora del Council on American-Islamic Relations (o CAIR), de Fresno, la comunidad árabe —no es correcto decir “Musulmana” ya que esta es una categoría religiosa, no todos los árabes son Musulmanes— es considerada “blanca”, y por lo tanto, aunque sea contada los recursos serán destinados a la población blanca en general, no a la comunidad árabe.
Algo similar ocurre con los grupos indígenas. “Nuestra comunidades indígenas no están registradas, no existimos”, dijo Oralia Maceda, directora del Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño, de Fresno. “Estamos visitando barrios para explicar a nuestra gente la importancia de responder al formulario del Censo, queremos que nos cuenten como Mixtecos, Zapotecos, Triquis…”
Más complicada es la situación de la comunidad LGBTQ. “El Censo no identifica a las personas por sus tendencias sexuales, o sea que no contamos”, dijo Brian Poth, de la organización The Source LGBT, de Visalia. “Pero para nosotros es importante que nos cuenten de todas maneras, somos personas y somos residentes del Valle”.
El Censo es una oportunidad para que nos hagamos contar y para que los recursos lleguen a destino de manera adecuada. La población en general crece constantemente y saber dónde crece más, o dónde se concentra más es parte de los objetivos del Censo. Ofrecer servicios a más gente con menos recursos —en caso de que mucha gente ignore el Censo— es extremadamente difícil, además de que ciertos estados pueden llegar a perder una o más representaciones en Washington si el conteo no es el correcto.
El estado de California aportó unos $150 millones de dólares para apoyar el conteo del Censo. Parte de este dinero lo recibió la Sierra Health Foundation, quien a su vez destinó $3.8 millones a organizaciones locales para que ayuden a contar a sus comunidades.
Finalmente, se recuerda que primeramente se le pedirá a las personas que completen el formulario por internet. Las bibliotecas públicas cuentan con computadoras, así que consulte a su bibliotecaria sobre cómo poder usar una. El Censo, si no recibe respuestas de personas registradas, enviará recordatorios y después el formulario impreso en papel. Si tampoco recibe respuesta, se envian representantes del Censo para hablar con las personas y ayudarlas a llenar el formulario.
Fechas del Censo:
Marzo-abril de 2020: comienza la fase de auto-respuesta (en línea, correo y teléfono)
29 de marzo al 4 de abril: Semana Nacional de Acción
1 de abril: DÍA NACIONAL DEL CENSO
30 de abril: Responda antes de esta fecha para disminuir las posibilidades de visita del encuestador del Censo.
Mayo-julio de 2020: operación de seguimiento primario para para hogares que no respondieron por sí mismos
31 de diciembre de 2020: La Oficina del Censo entrega el recuento de distribución final a la Casa Blanca.
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Eduardo Stanley es el editor de Community Alliance. Contacto: editor@fresnoalliance.com