
John Sierra es hijo del Valle. Aquí nació y vivió toda su vida. Y aquí plasmó su talento por la pintura y formó jóvenes interesados en el arte. Maestro y alumno que no deja de aprender y expresarse. Hoy, una importante retrospectiva de su obra se expone en Arte Américas (arteamericas.org/) hasta el 21 de agosto.
John nació en Kerman en 1942. Su padre era un campesino mexicano y su madre era nacida aquí. Ellos tuvieron nueve hijos. Más tarde se mudaron a Biola, una pequeña comunidad agrícola al oeste de Fresno. Allí Sierra cursó la escuela primaria. Luego la familia se muda a Fresno, donde a pesar de las limitaciones económicas, pueden mandar a John a una escuela católica, donde termina la preparatoria.
“En la escuela no recuerdo haber tenido una clase dedicada al arte. En la preparatoria separaban a los chicos de las chicas… Ellas creo que sí tenían una clase de arte”, dice John. “Lo más cercano al arte era una clase de dibujo mecánico, donde básicamente copiabamos dibujos de libros”.
Pero se conectó con otros jóvenes a quienes les gustaba dibujar. “Ellos hacían dibujos como si fueran dibujos animados y después los pasaban a la clase, por ejemplo dibujaban al maestro y nos reíamos. Capturaban bien las expresiones”, comenta John con una sonrisa. “Eran dibujos como los de Mad Magazine. Yo más bien dibujaba en casa”.
Después de completar la escuela preparatoria, John siguió sus estudios en Fresno City College. Si bien tomó clases de arte, se encontró con que los maestros pedían proyectos “pero no nos enseñaban, quizá asumían que ya sabíamos dibujar y pintar”. Otra vez, John se conectó con sus compañeros y además empezó a trabajar en un taller de artes gráficas donde fue aprendiendo esta profesión.
Eran tiempos de la Guerra de Vietnam (1965-1973) y John fue reclutado. Fue enviado a una base cerca de Waco, Texas, para entrenamiento y como necesitaban un ilustrador técnico, se dedicó a hacer gráficas.
“Llegué de noche a Waco y nadie sabía dónde estaba la base. Finalmente me dieron un aventón. En realidad yo trabajaba fuera de la base, donde no había ni siquiera guardia. Así que algunos chicos a veces invitaban chicas”, dice John riéndose. Allí pasó algo más de tres años “que pasaron lentamente, no había mucho que hacer en ese lugar”.
De regreso al Valle, John volvió a estudiar con el objetivo de graduarse y enseñar. No satisfecho con sus maestros, puso énfasis en auto-educarse, y buscar su propio estilo. En este proceso, ser parte del Movimiento Chicano contribuyó a su formación. Y mucho más.
Su participación en el colectivo de arte “La Brocha del Valle” le permitió profundizar en sus raíces culturales y desarrollar un estilo artístico definido, además de las exhibiciones y murales pintados. Las imágenes de John ilustran la vida del Valle y la de los trabajadores del campo.
Durante los agitados años de la creación del Sindicato de Campesinos (UFW), liderado por Dolores Huerta y César Chávez, Sierra tuvo un acercamiento con el Teatro Campesino, participando en las clases de teatro de Luis Valdéz. “Yo me ofrecí para crear un póster y el logo del grupo y le gustó la idea. Después de un tiempo, noté que él cambió el logo pero hace unos 15 años volvió al original”.
En 1974 presenta una exhibición en la Universidad Estatal de Fresno como parte de su tesis de maestría. Más tarde obtiene la credencial de maestro.
Sierra y Ernie Palomino, otro de los pilares de la pintura Chicana del Valle, se reúnen y dialogan sobre la posibilidad de tener “un lugar” para exponer sus obras, junto a la de otros colegas. “Ernie nunca aclaró en qué lugar pensaba… Una galería? Un museo? Terminamos haciendo exhibiciones en barrios, en lugares abandonados…” dice Sierra riéndose. “Bueno, yo tenía otra idea y pensé que era momento de concretarla”.
En ese tiempo, Sierra recibe una beca para crear el mural en el edificio estatal en el centro de Fresno donde expresa aspectos de la vida del Valle y de sus residentes, con énfasis en los trabajadores. El mural tiene dimensiones nunca vistas antes: 67’x100’ y fue renovado en 1998. El mural consiste en tres paneles similares a un tríptico. El trabajo llevó más de 18 meses. “Fue complicado porque usé modelos para retratar a las personas, como mi esposa, mi padre, vecinos… Yo les tomaba fotos, pero igual, llevó tiempo”. El mural quedó terminado en 1982.
Pero Sierra no se detuvo aquí, siguió buscando ese lugar donde artistas como él pudieran exhibir y dialogar. A mediados de los 80s, por iniciativa de un empresario mexicano de Fresno, se creó el Centro Bellas Artes. En este nuevo grupo había pocos artistas y poco a poco surgieron diferencias internas.
Sierra, junto a Jerry y Nancy Marquez y Bob Arroyo, decidieron crear otro espacio liderado por personas interesadas en el arte. Este sería el origen de Arte Américas, que inicialmente estaba localizado en un pequeño espacio junto al Warnors Theater, sobre la calle Fulton. Sierra estableció ese nombre y diseñó el logo de la nueva organización.
En 1995 Arte Américas se mudó al edificio actual, ubicado en 1630 Van Ness Ave, Fresno (esquina con la calle Calaveras)
Debido a que el espacio original de Arte Américas era demasiado pequeño, John buscó el apoyo del Museo Metropolitano para su exhibición del Día de los Muertos, la primera en su tipo en Fresno en 1983, iniciando una tradición hoy popular en nuestra región.
La inmersión de Sierra con el arte Chicano contribuyó al desarrollo de su identidad. En su paso por la escuela, incluyendo la preparatoria, las referencias a la cultura mexicana eran casi inexistentes. Las imágenes estaban relacionadas más con los Aztecas y las misiones (de origen español) que con la población del Valle.
La obra de Sierra ha sido expuesta en galerías y colecciones privadas en las ciudades más importantes y actualmente es considerado el artista chicano más relevante de nuestro tiempo. Con su esposa Virginia tuvo tres hijos.
La retrospectiva de su obra que exhibe Arte Américas es un merecido honor a su creatividad y su amor por la gente de nuestro Valle.