García Luna, de Súper Policía a Traidor a su País

García Luna, de Súper Policía a Traidor a su País
Anabel Herandez (Journalistin, Autorin, Mexiko Stadt, Mexiko)

Por Miguel Ángel Báez

Terminó el juicio en contra de Genaro García Luna (54 años, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública durante el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa, 2006-2012) en Nueva York y tras tres días de deliberaciones, el jurado lo encontró culpable de todos los cargos, incluyendo los relacionados al trasiego de cocaína hacia los Estados Unidos. 

Durante las casi cinco semanas que duró el proceso en un tribunal federal de Brooklyn, en Nueva York, estuvieron desfilando testigos cooperantes, algunos convictos o ex convictos narcotraficantes, políticos, policías y un agente de la DEA, quienes declararon contra García Luna, dando al jurado los elementos que necesitaron para declararlo culpable.

Desde el principio del proceso un sector de la prensa mexicana imponía una narrativa en los medios que, por lo menos, resultaba extraña. 

Primero, centraban sus argumentos en la crítica al sistema estadounidense de impartición de justicia a través de juicios con jurado. Intentaban descalificar por ese lado el hecho que la fiscalía sólo presentaba testigos y no pruebas físicas. 

Más que periodistas cubriendo el caso, parecían miembros del equipo de la defensa de García Luna a quienes habían asignado crear dudas en la opinión pública.

Basta con  revisar los textos de periodistas como Raymundo Riva Palacio, en El Financiero; Carlos Loret de Mola, en Latinus y El Universal; o revisar los comentarios de Leo Zuckermann, en Televisa, entre muchos otros, para darse cuenta. Aunque  dicha narrativa fue mutando a medida que avanzaba el juicio.

  Todo lo contrario del trabajo de periodistas independientes, quienes con menos recursos se las ingeniaron para cubrir el juicio, lo que permitió a los lectores y/o televidentes no quedarse solo con la cobertura tradicional de los medios tradicionales

En los grandes medios de comunicación mexicano nadie tocaba a García Luna.

La consigna parecía ser la de desacreditar todo aquello que fuera en contra del ex mandatario. Ni por equivocación se atrevían a cuestionar o insinuar la culpabilidad del ex Secretario de Seguridad Pública. 

Y me refiero a los periodistas con espacios de mayor alcance, de la elite, por llamarles de alguna manera porque, por otro lado, hay notables trabajos de periodistas y escritoras como Anabel Hernández y Peniley Ramírez, así como Francisco Cruz, Jesús Lemus, entre varios otros, quienes han escrito sobre el historial criminal de García Luna, desde que éste era director de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Hernández incluso ha tenido que refugiarse fuera del país por amenazas de muerte.

Muchos comunicadores se hacen ahora los sorprendidos, como si no hubiese habido argumentos para sospechar de García Luna y creer que Felipe Calderón no estuviera enterado de las prácticas de su mano derecha.

A medida que avanzaba el juicio, la narrativa periodística de este sector seguía mutando, cambiando poco a poco, pero aún sin tocar a García Luna. Pasaron de escribir textos con actitud defensiva, a centrar el debate en la doble moral de los Estados Unidos por ser juez y parte, y en apelar al nacionalismo diciendo que era un juicio contra México. 

Y finalmente para, ahora sí, exigir que Calderón salga a dar explicaciones. Pero nadie de estos medios salió a decir algo cuando, por ejemplo, la periodista argentina Olga Wornat, tuvo que refugiarse en su natal Argentina por amenazas y presiones de García Luna para que no publicara su libro “Felipe el Oscuro”, el cual fue censurado desde el poder. 

Uno de sus colaboradores también fue amenazado por gente de García Luna y tuvo que exiliarse en Praga, ayudado por una organización de protección a periodistas porque su vida corría peligro.

Si bien es cierto que en esto de la doble moral de los Estados Unidos si les asiste la razón, ya que el juicio a García Luna no profundiza en el papel de las agencias estadounidenses y el trabajo que, supuestamente, hacen en países como México. Y que tampoco se hace un mea culpa por la parte de la responsabilidad que les toca asumir.

García Luna es responsable en gran medida de mucha de la sangre que se ha derramado en territorio mexicano y tiene que pagar por ello. 

Estados Unidos debería responder, dar explicaciones a las víctimas de esta Guerra global contra las Drogas que aquí se declaró desde los ‘80s y que en México encontró un eco décadas más tarde en el sexenio de Calderón y su propia versión de Guerra contra el Narcotráfico.

No es suficiente y no fue solución la Iniciativa Mérida, acordada entre Calderón y George W. Bush mediante la cual el gobierno estadounidense otorgó millones y millones de dólares, armas, equipos  y entrenamientos para llevar a cabo la guerra de Calderón. 

Se sabe ahora que esos abundantes recursos estuvieron a disposición de García Luna y que, en gran medida, sirvieron para manchar de sangre al país. Las drogas no se han ido, las vidas sí.

Sin duda, el resultado del juicio contra García Luna dejó muy mal parado al Estado mexicano y a un sector de la prensa mexicana. Incluso en el juicio también salió a relucir que el diario El Universal recibía dinero para “cuidar” la imagen de García Luna y otros favores.

Aunque no salieron nombres, durante esa época el director editorial de El Universal era Raymundo Riva Palacio.

La conductora Denise Maerker recordó hace poco el bochornoso montaje preparado por García Luna y que fue televisado “en vivo” en Primero Noticias, programa dirigido por Loret de Mola, en el que los televidentes vieron cómo la AFI supuestamente rescataba a víctimas de un secuestro.

En realidad los supuestos secuestradores habían sido capturados el día anterior (este por si solo es otro caso de los tantos que tiene pendientes García Luna  y que está muy bien documentado en el libro “Una Novela Criminal”, de Jorge Volpi). El caso es el de la supuesta participación de la ciudadana francesa Florence Cazess en un secuestro en México. Ella fue arrestada y sometida a juicio en 2008, donde fue condenada a 96 años de prisión. En 2013, la Suprema Corte dictaminó la libertad de la acusada debido a las irregularidades en su detención y juicio. Cazess regresó a Francia. 

  “¿Qué parte de lo que ya sabíamos aquí no era suficiente para cuestionar que el señor García Luna era el hombre central de la estrategia de Calderón?” cuestionó a sus compañeros en el programa Tercer Grado Denise Maerker. “Pienso por ejemplo en el montaje en el caso Florence Cazess… Los montajes no eran un evento aislado, era el modus operandi de García Luna”, dijo la comunicadora. 

Si me preguntan a mi, yo me quedo con el trabajo de periodistas tal vez menos conocidos pero que dignifican la profesión con sus trabajos investigativos.

Me quedo con esos medios valientes que se atreven a publicar lo que otros callan pero no por miedo, sino por chayote. 

Mis respetos para gente como Anabel Hernández, Peniley Ramírez, Francisco Cruz, Jesús Lemus, Jesús Esquivel, Olga Wornat, entre varios otros quienes desde hace años han señalado los crímenes de García Luna. 

Creo que el veredicto de una u otra manera reivindica su trabajo y lo que debería ser el verdadero periodismo.

*****

Miguel Baez es un periodista local y ex editor del periodico Noticiero Semanal, de Porterville.

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