En las entrañas de la escuela de teatro de la Universidad de Fresno, un puñado de estudiantes de diversos orígenes raciales y culturales dan vida a un proyecto con una fuerte base latina. Este proyecto es obra de Gina Sandi-Díaz, una profesora y directora de teatro nacida en Costa Rica y que considera a Fresno su hogar desde hace siete años.
“Mi prioridad es compartir un poco el arte y la cultura latina con los estudiantes, pero sobre todo con los estudiantes que tienen alguna conexión con la cultura latina, una descendencia latina. Me interesa proponer títulos para el teatro universitario de dramaturgos latinos en Estados Unidos, y de mujeres. O sea, me interesa montar obras escritas por mujeres latinoamericanas. Por ejemplo, mi próximo montaje será Los Pecados de Sor Juana, de Karen Zacarías, una dramaturga mexicana radicada en EE.UU.”
Con sus estudiantes bilingües, en sus clases de actuación, Sandi-Díaz los expone a materiales que “resuenen” con su cultura e historia, con caracteres como ellos, bilingües, biculturales, reforzando el compromiso de estos jóvenes. De esta manera, asegura Sandi-Díaz, la calidad y compromiso de la interpretación es mayor y más profunda.
Sin embargo, la composición social del estudiantado es muy variada. “Vivimos en una ciudad donde conviven varias culturas, y las clases de teatro reflejan esa diversidad”, afirma Sandi-Díaz. “Hay estudiantes de origen Hmong, Punjabi, Mexicano, Centroamericano… Tienes que trabajar con todos, motivarlos, descubrir sus talentos. Algunos de ellos se orientan a la dramaturgia y yo los apoyo, y cuando me consideran su mentor, me hacen sentir orgullosa”.
Sandi-Díaz destaca los casos de dos de sus estudiantes que se han destacado en esta área. Uno de ellos actualmente está realizando su especialidad (master) en la Universidad de Austin en Dramaturgia y Arte Escénico. Otra de sus estudiantes se encuentra actualmente en New Hampshire con igual propósito.
Para esta directora “Tica” hacer crecer y desarrollar el proyecto teatral es fundamental. “Buscamos conectarnos con la comunidad, con organizaciones que trabajan con grupos sociales poco visibles, o con inmigrantes, como es el caso de Pan Valley Institute. Esos contactos y espacios que abrimos permiten que el proyecto crezca y se enriquezca”.
Esta apertura social es importante para el teatro de la Universidad de Fresno. Pero llevar el teatro a la comunidad no es una operación simple ya que la universidad tiene protocolos precisos. Por otra parte, los esfuerzos por atraer a la comunidad al teatro universitario no han dado los resultados esperados. Para el público en general, visitar la universidad no es una operación simple, incluyendo el estacionamiento, la distancia entre el estacionamiento y el teatro, etc. “Hay barreras de tipo administrativo, tenemos que ser creativos para que el público se acerque más al trabajo que hacemos”, confía Sandi-Díaz. “En Costa Rica eso era precisamente lo que hacíamos, íbamos a presentarnos a las comunidades, a los barrios. Aquí hay límites, incluyendo logísticos. Creo que también la cultura influye en este status quo”.
Esta experiencia es nueva para esta directora teatral formada en un país latinoamericano. Y cuál es, precisamente, la formación y experiencia profesional que Sandi-Díaz trae a Fresno?
Siendo estudiante del 10o. año, una maestra de español pidió a sus alumnos—entre ellos Sandi-Díaz—que presentaran una escena del libro El Quijote. Esta experiencia fue la semilla del interés por el teatro. Más tarde decidió ingresar a la escuela de teatro de la universidad de San José, capital de CostaRica. Para la audición, preparó una escena basada en un poema escrito por ella misma. Fue aceptada y así inició su carrera y formación como directora y profesora de teatro.
Sus maestros más influyentes fueron Remberto Chávez y su asistente Jorge Hugo Carrillo. Chávez estudió teatro en Rusia en la Escuela de Arte Dramático creada por el legendario Konstantin Stanislavski. “Él era un maestro muy estricto pero muy motivador”, dice Sandi-Díaz. Con el tiempo, otros maestros fueron determinantes en su formación. “Me dí cuenta que estos maestros eran todos hombres. Aunque había actrices, los directores y los que repartían el conocimiento eran todos hombres. Nunca tuve una maestra. En EE.UU, la mayoría de los maestros eran hombres y alguna mujer, blanca. No latina”.
La estructura patriarcal del teatro tradicional fue una motivación para Sandi-Díaz para crear un espacio diferente y más incluyente. Hoy se siente orgullosa de ser una maestra y directora de teatro latina.
Su relación con EE.UU se establece desde pequeña. Su madre recibió una beca para obtener su doctorado. De esta manera, vivieron en Chico, California, por tres años, lo que le permitió aprender inglés y familiarizarse con el estilo de vida de la sociedad americana.
Después de graduarse de la universidad en Costa Rica, Sandi-Díaz obtiene su especialidad en la Universidad de Kansas. Después de un tiempo de trabajo profesional en su país, regresa a la universidad de Kansas para obtener su doctorado.
Luego, en 2017 llega a Fresno para trabajar en la universidad local. “Quería trabajar en un lugar donde existiera una fuerte población latina”, dice. “Aquí me siento muy bien”.
El estilo teatral de Sandi-Díaz está fuertemente influenciado por diferentes corrientes del teatro latinoamericano, como la del Teatro del Oprimido, creado por el brasileño Augusto Boal. Ella trabajó con las técnicas del Teatro del Oprimido en áreas rurales de Costa Rica. También reconoce la influencia de Enrique Buenaventura, del Teatro Experimental de Cali, Colombia, “padre de la creación colectiva”.
Con el tiempo incorpora otras influencias, que contribuyen a su particular estilo de dirigir y enseñar teatro.
“Creo que hace falta una perspectiva femenina de hacer teatro. Actualmente estoy reflexionando mucho sobre eso. Estoy escribiendo un libro sobre dirección teatral, de las maneras alternativas de la dirección teatral. Para esto estoy entrevistando a muchos creadores de teatro, muchos de ellas personas de color, y sobre todo, mujeres, pero también hombres que están haciendo cosas de manera diferente para romper un poco la jerarquía masculina patriarcal de la forma en la que hacemos teatro. Todo esto me motiva mucho”.