Por Sunita Sohrabji
La pandemia COVID 19, que ha dominado las noticias durante gran parte de 2020, quedó relegada a un segundo plano la pasada semana, cuando los EE.UU. volvieron su espíritu colectivo al tema de la brutalidad policial contra los hombres afroamericanos.
Ciudades de todo el país estallaron en protestas por la muerte de George Floyd, residente de Minnesota. El ahora ex policía de Minnesota Derek Chauvin se arrodilló sobre el cuello de Floyd durante casi nueve minutos, sin moverse ni siquiera cuando él clamó: “No puedo respirar” antes de perder la consciencia.
Chauvin fue posteriormente acusado de homicidio en segundo grado y homicidio involuntario. Tres policías, Tou Thao, Alexander Kueng y Thomas Lane, han sido acusados de ser cómplices en la muerte de Floyd y encarcelados.
“Las vidas de los negros no importan. Esa es la conclusión aquí. Las vidas de los negros no han importado desde la creación de esta nación”, dijo el Dr. Jody Armour, profesor de derecho en la Universidad del Sur de California, durante una sesión informativa del 5 de junio organizada por Ethnic Media Services.
Armour dijo que hay un ciclo de “protestar y vuelta a empezar” a la hora de abordar los derechos civiles de los afroamericanos.
El primer libro de Armour, ‘Negrofobia y Racismo Razonable: El Costo Secreto de Ser Negro en Estados Unidos’ fue publicado en 1997 por New York University Press. “Se trataba realmente de todos estos temas de los que hablamos hoy en día”, dijo.
“Nada ha cambiado, excepto en qué año estamos”, dijo Armour, añadiendo que cada vez que hay una erupción por la brutalidad policial se convocan comisiones, se celebran audiencias públicas, la gente desahoga sus frustraciones, y se ponen en marcha intervenciones —como el uso de cámaras corporales y entrenamiento sobre prejuicios implícitos.
“Y aquí estamos viendo un momento en Minneapolis, Minnesota donde el departamento de policía tuvo todas esas intervenciones. Fue uno de los primeros departamentos en comenzar a implementar todas esas intervenciones y no resolvió el problema. Creo que nos estamos dando cuenta de que no hay un arreglo tecnológico”, dijo Armour.
Armour, junto con otros tres expertos, pidió a las ciudades que redujeran sus presupuestos de policía y desviarán el dinero a los servicios sociales, con el fin de contener el número de encuentros hostiles de entre afroamericanos y policía y hacer frente a las desigualdades raciales y étnicas estructurales. Alentó a ciudades como Nueva York, donde 200 agentes de policía arrestan activamente a los saltadores de torniquetes del metro, a que se centren de nuevo en los delitos de alto nivel.
El Dr. Tung Nguyen, especialista en medicina interna de la Universidad de California en San Francisco, describió el racismo como un determinante social de la salud y como una enfermedad en sí misma. “La brutalidad policial es un vector de enfermedad”, dijo Tung.
“La exposición crónica al racismo hace que el cuerpo cambie de forma adversa a la liberación de estrés, hormonas y neurotransmisores”, dijo Nguyen, y añadió: “También sabemos que la exposición aguda al racismo puede llevar a la muerte, como en el caso de los recientes asesinatos de George Floyd, Breona Taylor y Ahmaud Arbery”.
Tung, experto en disparidades de salud, señaló que uno de cada 2.000 estadounidenses de raza negra ha muerto en la pandemia, y su tasa de mortalidad es de dos a tres veces mayor que la de los blancos.
“La pandemia ha estresado severamente todos nuestros sistemas disfuncionales – sanitarios, económicos, legales y políticos —hasta sus límites y los ha roto. Ya no podemos pretender que funcionaban bien. Nunca fueron lo suficientemente buenos, excepto para aquellos de nosotros que disfrutamos de privilegios”, declaró Nguyen.
Nguyen señaló que es necesario corregir la ausencia de datos sobre las comunidades minoritarias, pero añadió que “no soy el típico investigador académico que sólo pide más datos… Ha habido suficientes tiroteos policiales para saber que se puede esperar que uno de cada 1000 hombres negros sea balaceado por la policía en algún momento de su vida”. No necesitamos más datos en ese sentido”, declaró Nguyen.
Thomas A. Sáenz, presidente y abogado principal del Fondo Mexicano-Americano de Defensa Legal y Educación, expresó su esperanza de que la furia nacional contra la brutal muerte de Floyd, resulte en cambios tangibles.
“Es irónico que hoy estemos experimentando estas crisis bajo el presidente tal vez más abiertamente racista y excluyente”, dijo Sáenz.
Sáenz advirtió contra “la perpetuación e incluso la facilitación de las disparidades discriminatorias que nuestra cultura subyacente todavía acepta… si no podemos atribuirlas directamente a la discriminación racial intencionada y abiertamente expresada”.
Cuando la nación comience a recuperarse, Saenz predijo que la gente de color será la última en ser contratada.
El defensor de los derechos civiles señaló que esto se tradujo incluso en los esfuerzos de ayuda por la pandemia, por ejemplo en que la mayoría de los indocumentados tienen un número de identificación de contribuyente individual y pagan impuestos, pero no recibieron cheques de estímulo de 1.200 dólares. La Secretaria de Educación Betsy DeVos ha declarado que los estudiantes inmigrantes no son elegibles para ayuda financiera de emergencia.
Sáenz también advirtió que la pandemia ya ha tenido un impacto en el Censo de 2020 y que es probable que lleve a un recuento insuficiente de afroamericanos, asiático-americanos y latinos. “Esto tendrá impactos a largo plazo a lo largo de la década, no sólo en la representación política de esos grupos, sino en la financiación de los servicios a esas comunidades”, dijo.
John Yang, presidente y director ejecutivo de Asian Americans Advancing Justice (AAJC) señaló que los estadounidenses de origen asiático han tenido un historial de prejuicios implícitos y explícitos contra los afroamericanos.
“Los estadounidenses de origen asiático no siempre han defendido a la comunidad afroamericana, y eso tiene que cambiar”, declaró Yang, y añadió: “Creo que este momento con George Floyd ha hecho que veamos las cosas de manera diferente”.
“La comunidad, creo, ha respondido con más solidaridad que he visto que en incidentes anteriores”, dijo.
Muchas organizaciones de derechos civiles asiático-americanas han arremetido contra el ex oficial de Minnesota Thao por haber permanecido al margen mientras Chauvin se arrodilló sobre Floyd. En el vídeo se puede ver a Thao tratando de ahuyentar a los transeúntes.
“Reconocemos que había racismo en nuestra propia comunidad, y reconocemos que hay que abordarlo”, dijo Yang.
“Parte de la respuesta es tener esas conversaciones difíciles con nuestra propia comunidad, reconocer nuestros propios prejuicios y tratar de salir adelante, desarrollando un camino a partir de ahí”, dijo.
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Sunita Sohrabji is an Associated Editor of Ethnic Media Services