POR LENI VILLAGOMEZ REEVES
“Lo primero que hay que salvar es la cultura”, dijo Fidel, al comienzo del Período Especial, cuando, con la caída del bloque soviético, Cuba perdió más de 80% de sus mercados comerciales. Cuba sufrió pero sobrevivió aquel período. La cultura de revolución y de resistencia sobrevivió, así como también la cultura literaria, la música, la investigación intelectual,la poesía y el pensamiento cubano.
Cuba hoy se encuentra en otro Período Especial. Se venció la pandemia, con las vacunas desarrolladas en Cuba y con medidas sanitarias, que en el contexto del sistema gratuito y universal de salud, fueron muy eficaces en hacer de Cuba uno de los países que menos mortalidad tuvo a causa del COVID-19. Pero requirió literalmente todo lo que tuvieron. Ahora Cuba se encuentra en un período de inflación mundial, junto con la inflación artificialmente inducida (se puede ver las acciones en Venezuela de los EEUU para ver ejemplo clásico de cómo se manipula el intercambio para producir inflación loca en “países enemigos” para desestabilizar la sociedad y el gobierno).
La administración Biden, muy lejos de cumplir con sus promesas de promover la normalización de relaciones con Cuba, ha identificado correctamente al combustible como punto vulnerable en la economía del país y ha atacado por todos los medios posibles—amenazas y multas contra compañías de navegación, proveedores de seguros, bancos y hasta acciones de piratería en alta mar con el asalto a la fuerza de un buque petrolero Iraní. Cuba está sufriendo. Cuba sobrevivirá, pero en este momento la vida es muy difícil para los cubanos. La retórica Estadounidense de estar “a favor del pueblo cubano” es de lo más cínico posible. El gobierno de los EEUU no tiene ningún interés en el bienestar del pueblo cubano. Al contrario, tiene tremendas ganas de manipularlos para lograr la caída de un gobierno soberano y socialista que representa esperanza para muchos en América Latina y el mundo, pero significa negar la posibilidad de explotación para intereses estadounidenses. Así como se expresó en el memorando Mallory del Departamento del Estado: “Se deben tomar rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, aunque sea lo más hábil y discreta posible, consiga los mayores avances para negar dinero y suministros a Cuba, deprimir los salarios, para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
En el contexto humano de estas dificultades, Cuba sigue de pie, orgullosa y libre.
La comida y el combustible son prioridades y la educación y la cultura también lo son.
Tuve la oportunidad de asistir a AFROPALABRA, la edición 17 de este festival de expresión oral y narración, con enfoque afrocubano/afroamericano en el sentido más amplio, dirigido por Mirta Portillo y Sinecio Verdecia. Teoría y práctica, narración oral y cultura durante 5 días, con breve interrupción por un diluvio en el cuarto; todo representaba el poder de la palabra y del cuento. El invitado especial fue Bonifacio Offogo, de Camerún, quien presentó sus narraciones y su libro “El Imperio de los Cautivos”, nos trajo una perspectiva africana de narración y de Cuba. “Yo soy el que quiso contar la historia de la caída del sistema de neocolonialismo”, nos comentó. Habló con respecto a quienes habían preservado la cultura de África durante la diáspora: “debido al poder de la palabra, de la historia, de la tradición oral y del legado, la cultura africana todavía nos llega hoy en la diáspora”. Esto, dijo, es un milagro y quienes transmitieron su cultura en estas condiciones son y fueron verdaderamente “monumentos humanos”.
“Cuba es un país clave en la historia de África y del mundo”, declaró. “No se pueden imaginar el amor que se tiene en África por Cuba. Cuba está por siempre unida a África y cada vez que vengo a Cuba me voy fortalecido como ser humano.
Daisy Brau y su grupo Cantos Arará de Dahomé iniciaron la fiesta de clausura y muchos artistas afrocuban@s y afrocolombian@s se unieron para liderarnos en la celebración de la preservación viva de la cultura.
Cuba depende del transporte público, sobre todo en la Habana, que es geográficamente enorme. Los autobuses (guaguas, en buen cubano) antes eran muy baratos, frecuentes, presentes de manera fiable. Siguen baratos, pero no hay combustible suficiente para poner en las calles suficientes guaguas para toda la gente que las necesita para llegar a diferentes lugares, por ejemplo al trabajo y después a casa. Muchas alternativas se empiezan a utilizar: bicicletas, algunas de las cuales obviamente son conducidas por personas mayores que las usaron por primera vez durante el primer Período Especial; scooters eléctricos, bicicletas y taxis tipo tuk-tuk a motor, minibuses llamados Gazelas, que permiten que la gente se amontone cada vez más en el autobús. Y también, taxis de ruta que cobran según la conciencia del conductor y las condiciones de manera, lo que afecta de manera significativa la economía personal de muchos cubanos.
La frustración con el transporte es un tema constante aquí. Tampoco hay combustible suficiente para el número de camiones de basura. Esto no provoca la misma cantidad de comentarios, pero está presente como parte serio del ambiente urbano, es desagradable, y la basura atrae basura. Vi a una mujer recogiendo basura para ponerla en el basurero, pero la mayoría de los contenedores de basura del barrio están llenos. Y además, ella era ya major. Sin embargo, cuando pasé por casualidad su esquina, 10 días después, todo estaba limpio. ¿Era su trabajo, o se habían animados otros a unirse a la batalla?
Así que, cuando me invitaron al Teatro Aldama, uno de los puntos atractivos era que queda a corta distancia de la casa donde me quedo en Marianao, un barrio de gente trabajadora en la Habana. Este es otro esfuerzo valiente, exitoso hasta ahora, bajo el liderazgo de Directora Irene Borges Lara. La restauración del teatro está en marcha y ya se dan programas infantiles los domingos en las mañanas. En cuanto logren aire-acondicionado abrirán el espacio mayor para producciones para adultos. En el día en que yo asistí, Dolores Romero, del “Grupo Barco Antillano”, presentó Ola que va Donde las Aguas van literalmente sacada de una maleta, dado que el escenario completo se tiene que transportar… ya lo habrás adivinado, en una guagua. El cuento de los pichones de pájaro carpintero que quisieron ser marineros y persistieron a pesar de todo obstáculo, y las preocupaciones de su mamá, hasta que lograron su objetivo. La obra me gustó a mí y al grupo de niños entusiastas y sus padres que pagaron una entrada simbólica para estar presentes.
Esto es Cuba, invencible, siguiendo sus sueños e ideales, su revolución y su cultura africana de resistencia, rebelión y el poder del cuento, de la palabra que se ha dicho y que nadie ahora puede silenciar, ni siquiera con todo el poder del gobierno de EE.UU.
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Leni Villagomez Reeves es una médica local y activista. Chequee sus comentarios y noticias sobre Cuba en Facebook (https://www.facebook.com/fresnosolidarity/).