Por Eduardo Stanley
Varias ciudades de California, como San Diego, Alamitos, Newport Beach, Huntington Beach, San Juan Capistrano, Yorba Linda, controladas por concejales conservadores afiliados al Partido Republicano, aprobaron recientemente resoluciones en contra de la ley SB 54, llamada “Acta de Valores de California”, y se unieron a la procuraduría de justicia en una demanda contra el estado a fin de eliminarla.
La SB 54, presentada por Kevin De León (D-Los Ángeles), fue firmada por el Gobernador Jerry Brown en octubre del 2017 y entró en vigor el 1 de enero. Esta “prohíbe el uso de recursos (estatales) para investigar, interrogar o arrestar personas con propósitos migratorios.”
SB 54 limita la colaboración de los agentes del orden —policía y sheriff— con agentes de inmigración. Ahora los agentes del orden no pueden preguntar a un detenido sobre su situación migratoria, salvo que esta persona sea responsable de un grave crimen.
La SB 54 no puede prohibir el accionar de ICE (U.S. Immigration and Custom Enforcement), pero lo limita y fue bien recibida por sectores progresistas, organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes y por el sindicato de maestros del estado. Pero los conservadores vieron una oportunidad de tomar la iniciativa en aquellas ciudades donde tienen control.
“Hacen esto (las iniciativas anti-SB 54) justamente antes de las elecciones primarias del 5 de junio… Puede ser estratégico, para distraernos de tareas de registro de votantes, ciudadanía, promoción del voto,” dice Roberto De La Rosa, un veterano luchador de los derechos de los inmigrantes en Porterville.
Oportunismo Republicano y el Proyecto Blitz
Todo indica que estas acciones son, precisamente, parte de la estrategia actual de los Republicanos en California para recuperar poder en un estado donde son minoría: 8.438.268 (44%) de afiliados Demócratas contra 4.769.299 (25.1%) de Republicanos, según la Oficina del Secretario de Estado.
Además de su ataque a la SB 54, los conservadores cuentan con otro frente de lucha gracias a la ayuda del Proyecto Blitz.
Este proyecto proporciona un manual elaborado por organizaciones conservadoras y religiosas extremas con “modelos de leyes” que deben impulsarse para imponer su agenda.
Un ejemplo es el lema “In God We Trust” (En Dios Confiamos) que numerosas ciudades han aprobado.
Aunque parezca insignificante, se trata en realidad de una punta de lanza en la lucha por imponer el lenguaje y valores conservadores y de reducir —y hasta eliminar— la tradicional separación iglesia-estado que rige en todas las democracias modernas desde hace casi tres siglos.
Al menos unas 75 leyes se han aprobado en 20 estados desde el 2017, siguiendo el modelo del Proyecto Blitz, cuyo manual de 116 páginas es enviado a legisladores conservadores del país.
Este modelo sigue las enseñanzas de un grupo denominado Congressional Prayer Caucus Foundation, creado por un ex congresista Republicano que busca “proteger la libertad religiosa, preservar la herencia judeo cristiana del país y promover el rezo.” Aparentemente, unos 600 legisladores siguen a esta agrupación.
Esta agenda política-religiosa apunta directamente a eliminar, primeramente, los derechos de la comunidad LGBT —incluyendo el derecho a casamiento y adopción por parte de parejas del mismo sexo.
El paso siguiente, y como puede observarse por la ola anti-SB 54, es la agenda anti-inmigrante, limitando aún más los derechos de los casi 3 millones de indocumentados, el 6% de la población de California, y quienes realizan trabajos principalmente manuales, como los relacionados a la agricultura, tradicionalmente los peores pagados.
La California rural y el ejemplo de Porterville
Las zonas rurales del estado siguen siendo fuertes bastiones conservadores, al igual que condados como San Diego y Orange County. Ciudades como Porterville, Hanford y Fresno, ubicadas en el Valle de San Joaquín, han aprobado recientemente el mencionado lema “In God We Trust.”
En esta California rural convergen fuerzas conservadoras, retrógradas, ligadas a la agricultura, quienes exigen por un lado la no intervención del gobierno —fiel a la agenda conservadora— pero claman por apoyo oficial cuando el agua no es suficiente para sus cosechas. Carteles a lo largo de las principales carreteras del Valle de San Joaquín emplazados en campos de cultivo, ranchos o huertas, exigen “represas, no trenes” y “Reza por lluvia.”
En este contexto, la ciudad de Porterville, de casi 60 mil almas, vivió recientemente un inusual episodio de resistencia popular contra la fuerza conservadora anti-SB 54.
De manera subrepticia, el concejal Republicano Cameron Hamilton colocó en la agenda del 1 de mayo del ayuntamiento el tema de rechazar la SB 54 y unirse a la demanda contra California.
“Nosotros estamos pendientes de lo que ocurre en el ayuntamiento, leemos la agenda de la próxima reunión”, dice De La Rosa. “Muchos van a las reuniones, conocemos a los concejales y sus filiaciones políticas”.
El 1 de mayo el ayuntamiento de la ciudad estaba repleto. Previamente, representantes latinos —incluyendo activistas y estudiantes— convocaron a una conferencia de prensa donde denunciaron la forma en que se incorporó el tema de la SB 54 y pidieron que sea retirada. No fue así.
“Un concejal preguntó al público quienes estaban a favor y quienes en contra de pasar la resolución contra la SB 54,” dijo De La Rosa. “Sólo dos estaban a favor de pasar esta resolución.”
Los asistentes expusieron sus puntos de vista. “Hubo no solo argumentos políticos sino humanitarios”, asegura De La Rosa, quien reconoció haberse sorprendido del resultado de la votación: 4-1 a favor de no pasar la resolución en contra de la SB 54.
“Fue un gran triunfo de la gente,” dijo emocionado y advirtió, “Pero no podemos dormirnos, ellos volverán, no se quedarán de brazos cruzados,”
De La Rosa, quien junto a su esposa Teresa creo Ola Raza, una organización dedicada a ayudar a inmigrantes con sus trámites migratorios y que también dedica tiempo y energía al registro de votantes y promoción del voto, expresó optimismo gracias al esfuerzo por crear conciencia en una comunidad tradicionalmente marginada y postergada por el racismo imperante. “Hace apenas 20 años hubo un desfile del Klu Klux Klan aquí.”
De la Rosa concluyó expresando la importancia de trabajar con los jóvenes a fin de cambiar en un futuro próximo la actual ideología imperante de esta vital región agrícola de California a fin de lograr una sociedad más plural, racial y económicamente más igualitaria.