Una Historia Familiar en el Holocausto

Una Historia Familiar en el Holocausto
Un dibujo de Antonia Wenkart en sus 20s, hecho aproximadamente en 1924. Foto de Peter Maiden

Soy hijo de una sobreviviente del Holocausto, lo que en parte se conoce como segunda generación. Sea algo natural o adquirido, toda mi vida experimenté un trauma sin saber porqué. De niño, al mismo tiempo que escuchaba historias de Peter Rabbit y Benjamin Bunny, también escuché relatos sobre cruce de fronteras para escapar de una destrucción. La historia de mi familia está ahora expuesta en la biblioteca pública Woodward Park (944 E. Perrin Ave, Fresno) como parte del Día del Recuerdo del Holocausto —el 8 de abril. La exhibición estará disponible hasta el 17 de abril. La biblioteca está abierta los martes (9-6), viernes y sábados (9-4).

Mi familia vivía en Austria. Los Nazis entraron desde Alemania en marzo 1938. Mi bisabuela, Klara Wenkart, se fue a Italia en septiembre de ese año y de esta manera se separó de su familia, la que finalmente también pudo salir de Austria en diciembre. En Italia gobernaba Benito Mussolini, un dictador pro-Nazi que por razones propias no tenía interés de entregar los judíos a Hitler. Sin embargo, los Nazis entraron en Italia en 1943 y empezaron a arrestar judíos y mandarlos a los campos de concentración.

Klara se escondió en una iglesia por un tiempo. Cuando esto se supo tuvo que escapar de nuevo. Un guía, enviado por un sacerdote, la llevó hasta una zona poco vigilada de la frontera con Suiza y así cruzó a ese país. Ella no tenía documentos pero en su mochila cargaba dos candelabros de su casa en Viena que se usaban para celebrar el Sabbath. Mi madre tiene ahora esos candelabros y que son parte de la exhibición en la biblioteca. También se exhibe una fotocopia del pasaporte alemán de Klara (entonces en Austria se usaba el pasaporte alemán), con sváticas y una “J” grande, que significa “Judía”. Después de la guerra, Klara pudo llegar a Nueva York.

Los candelabros de Klara Wenkart. Photo de Peter Maiden.

Antes de que Hitler invadiera Austria, mis abuelos, el Dr. Simon Wenkart y su esposa, la Dra. Antonia Wenkart, tuvieron una buena vida en la capital del país, Viena. Llegaron a esa ciudad desde Polonia en búsqueda de una vida mejor. Ambos  se recibieron de doctores. Tuvieron dos hijos: mi tío Helmut, nacido en 1930, y mi madre Eva, quien nació en 1935. Sus consultorios estaban en una amplio departamento donde también vivían. Simon era un juez de instrucción y ejercía medicina medio tiempo. En la exhibición de la biblioteca hay un reloj de oro que Simon recibió de parte de su empleador en el departamento de salud cunado Helmut nació. También hay una medalla de boxeo que le fue entregada en 1926 por su participación como médico en las peleas.

Simon era el tesorero del Partido Socialista de Viena, ciudad que tenía un gobierno socialista, pero todo se terminó rápidamente cuando llegaron los Nazis. Un día llegó al trabajo y su jefe estaba vestido con el uniforme Nazi y peguntó “todavía trabaja aquí ese judío Wenkart?” La leyenda familiar dice que el pelo de mi abuelo se volvió blanco esa noche.

Una paciente de mi abuelo trabajaba como secretaria en una estación de policía y un día lo llamó a Simon por teléfono. Le dijo, “Doctor Wenkart, estaba escribiendo una lista de personas que van a ser arrestadas, y usted está primero en esa lista. Necesita esconderse”. Se escondió en la alacena de la casa de un amable médico amigo.

Se prohibió a médicos judíos ejercer su profesión, y a los pacientes judíos se les prohibió recibir atención médica. Mi abuela, que era pediatra, salía de noche a escondidas para atender niños. Había una epidemia de escarlatina y mi abuela salvó la vida de muchos niños.

Mi tío Helmut fue arrestado a los ocho años por jugar en un parque donde los niños judíos tenían prohibido hacerlo. Pasó un día horrible en la policía, donde aparentemente fue torturado. Nunca me habló de esto, pero hubo momentos en que yo sentía su dolor.

Después de varias y largas semanas tratando de salir del país —ya habían perdido todas sus propiedades y sus derechos civiles y se estaban acercando cada vez más a perder sus vidas— llegó una visa de Suiza para la familia de mi madre, que tenía familiares en Zurich que auspiciaron la visa. En 1938 Hitler estaba contento con la salida masiva de judíos de Alemania. Después mataría a todos los judíos que podía.

Mi padre había estado enfermo en los últimos de escondite en Austria y se desmayó en el aeropuerto de Zurich al llegar debido a una apendicitis. Fue llevado al hospital donde estuvo varios meses.

En Suiza la familia no tenía permiso para trabajar pero mi abuela se las ingenió para conseguir empleo en una fábrica de dulces. Mi madre y su hermano a veces tenían hambre y mi abuela les daba dulces por las noches.

Finalmente, la familia recibió boletos y visas para viajar a Estados Unidos por parte de unos familiares y en 1941 llegó a Nueva York. La familia directa de mi madre logró escapar: Eva, Helmut, Simon, Antonia y Valli, mi tía soltera. Yo he tenido mucha suerte en este sentido, crecí con mi familia intacta y pude absorver toda su influencia.

Después de la guerra (finalizada en 1945) mi abuela sufrió una fuerte depresión al enterarse por medio de la Cruz Roja que había perdido unos 40 familiares en Alemania y Austria durante el Holocausto.

Mis abuelos aprendieron inglés y estudiaron para ser médicos en EE.UU. Ellos habían asistido a conferencias del Dr. Sigmund Freud (creador del sicoanálisis) en Viena y así ambos decidieron ser siquiatras. Cuando yo nací ellos ya practicaban esa especialidad. Mi madre llegó a ser una sicóloga escolar y terapista familiar, y Helmut llegó a ser traductor.

Para aquellos interesados, mi madre, Eva Maiden, escribió sus memorias de juventud tituladas “Decisions in the Dark: A Refugee Girl’s Journey”. Están disponibles, incluso para Kindle, en Amazon.

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Peter Maiden es el Editor de Fotografía de Community Alliance.

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  • Community Alliance

    The Community Alliance is a monthly newspaper that has been published in Fresno, California, since 1996. The purpose of the newspaper is to help build a progressive movement for social and economic justice.

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