Por Anthony Advíncula
Era un lunes reciente, y Maribel Lapuz se levantó a las 4:30 de la mañana. La inmigrante de 46 años de edad, procedente de Filipinas, enfrentó el inclemente clima con temperaturas bajo cero y tomó el tren desde Jersey City, NJ, hasta un asilo de ancianos en Brooklyn, NY, donde ha estado trabajando como cuidadora seis días a la semana desde el pasado mes de febrero.
A miles de kilómetros de distancia, Mario Ramírez ha estado yendo de una casa a otra desde las 5:00 a.m., haciendo trabajos de construcción y plomería en Marietta, Georgia. Ramírez es un inmigrante mexicano de 52 años y nunca ha faltado a un día de trabajo desde el inicio de la pandemia.
“Cuando la administración de Trump envió los cheques de estímulo de $1,200 dólares a los trabajadores”, dijo Lapuz, “Yo no los recibí, me ignoraron”.
“Alguien como yo en este país no es elegible para (recibir beneficios de) desempleo”, dijo Ramírez. “Eso significa que no puedo dejar de trabajar para mantener a mi familia, a pesar del riesgo de estar expuesto a COVID-19.”
Pero puede que esa situación cambie pronto.
Considerados “trabajadores esenciales” por el gobierno federal, Lapuz y Ramírez están entre los 5 millones de inmigrantes indocumentados que pueden ser recompensados con un camino a la ciudadanía, y esto podría suceder durante los primeros días de la administración Biden-Harris.
Ya que son indispensables para la vida y la economía estadounidenses, los trabajadores esenciales indocumentados están ahora en el centro de un plan de inmigración que está siendo redactado por los demócratas del Congreso y los defensores de los derechos de los inmigrantes, y que está siendo promovido con fuerza por la administración entrante.
La nueva legislación de inmigración –incluida en el proyecto de ley del plan de rescate de $1.9 billones de dólares que Biden dio a conocer la semana pasada, para luchar contra COVID– incluirá el conceder la residencia a los trabajadores esenciales indocumentados y la disminución del tiempo de espera para obtener la ciudadanía estadounidense.
“Los trabajadores esenciales, muchos de los cuales son inmigrantes indocumentados, son héroes estadounidenses a los que no se les ha dado el reconocimiento que merecen, puesto que arriesgan sus vidas durante esta mortal pandemia para cuidar de nuestras comunidades y asegurar que tengamos alimentos”, dijo el representante Joaquín Castro (D-Texas) en una reciente conferencia de prensa virtual. “Estoy trabajando en una legislación para proteger inmediatamente a los trabajadores esenciales y a sus familias del (riesgo de) la deportación y para darles un camino rápido hacia la ciudadanía”.
La vicepresidenta electa, Kamala Harris, se pronunció públicamente sobre el tema. Hablando la semana pasada con la cadena de televisión en español Univisión, dijo que la administración entrante concederá automáticamente tarjetas de residencia no sólo a los trabajadores esenciales indocumentados, sino también a los beneficiarios de DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), así como a los titulares del Estatus de Protección Temporal (TPS), y acortará en 5 años el tiempo que se tarda en obtener la ciudadanía estadounidense.
“La administración entrante tiene una oportunidad única para hacer lo correcto y ofrecer a los trabajadores esenciales inmigrantes y a sus familias cierto alivio en la lucha con la pandemia, eximirles de la persecución por su condición de inmigrantes y rescatarles de la invisibilidad”, dijo Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de la Inmigración, en una llamada de prensa organizada por America’s Voice.
La oposición de los republicanos ya ha comenzado. Lora Ries, ex subjefa de personal interina del Departamento de Seguridad Nacional, dijo a The Los Angeles Times que la legislación creará más problemas.
“Tales recompensas atraerán a más personas a entrar ilegalmente en los Estados Unidos para esperar su eventual residencia, poniendo en peligro la seguridad de las fronteras”, dijo Ries.
Biden ha prometido reformar las políticas de inmigración de línea dura que tuvo el presidente Trump.
Algunos defensores de derechos e investigadores sobre temas de inmigración también se preguntan si el próximo plan de inmigración es el enfoque correcto. Si la administración Biden-Harris propone extender las oportunidades de legalización a 5 millones de trabajadores esenciales indocumentados, ¿qué pasará con los otros 8 millones de inmigrantes indocumentados?
“Millones de trabajadores inmigrantes están en el frente de esta batalla (contra COVID), arriesgando sus vidas para hacer que nuestro país siga funcionando. Lo profundo de esta crisis requiere que se actúe con urgencia”, dijo Mary Kay Henry, presidenta de SEIU, en la conferencia de prensa con America’s Voice. “No podemos vencer al virus cuando millones de trabajadores esenciales indocumentados se quedan fuera”. Ofrecer [una vía rápida a la ciudadanía] es la única manera en que podremos enfrentar la pandemia”.
Alex Padilla, el Secretario de Estado de California que reemplazará a la Vicepresidenta electa Kamala Harris en el Senado de los EE.UU., defendió el plan de inmigración para los trabajadores esenciales indocumentados.
“No es que no vayamos a tener en cuenta a otros inmigrantes indocumentados”, dijo Padilla en la llamada con los periodistas. “Debido a la urgencia de la ayuda (que se necesita por) COVID, es mejor actuar más pronto que tarde”.
Padilla recalcó la experiencia de inmigración de su propia madre y padre, que llegaron a California desde México en la década de 1960. Nunca tuvieron una educación formal, dijo, y nunca tuvieron un día libre: su padre trabajaba como cocinero y su madre limpiaba casas.
“Pero nos dijeron que si trabajamos duro y nos va bien en la escuela, podemos hacer lo que queremos ser. Eso es lo que llaman el ‘sueño americano’”, añadió. “Después de cuatro años de constantes ataques [de Trump] a las comunidades de inmigrantes, la administración Biden-Harris nos ayudará a cambiar las cosas”. Espero que el Congreso y nuestra nación reconozcan que estos inmigrantes [indocumentados pero esenciales] dieron un paso adelante cuando Estados Unidos más los necesitaba y enfrentaron el peligro durante esta mortal pandemia”.
“Me he emocionado mucho cuando me enteré de esta gran noticia”, dijo Lapuz en Jersey City, NJ. “Pero no puedo evitar preocuparme de que estén dándonos otra falsa esperanza. Ya he pasado por esto antes”.
“Mi familia ha estado esperando mucho este momento. Arriesgamos nuestras vidas y ayudamos a este país a sobrevivir a la pandemia”, dijo Ramírez. “No debemos seguir siendo dejados de lado. Mis hijos nacieron todos aquí, este es nuestro hogar.”
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Anthony Advíncula es escritor de Ethnic Media Services. Traducido por Oscar Arteta.