Léanse esa Vaina Para que Aprendan

El escritor colombiano Gabriel García Márquez. Foto cortesía de The Commons
El escritor colombiano Gabriel García Márquez. Foto cortesía de The Commons

Nació el 6 de marzo de 1928 en Aracataca, en el caribe colombiano, y partió de este mundo a causa de una neumonía en abril de 2014, a los 87 años, en Ciudad de México. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1984 y sin duda su obra más trascendental es su novela Cien años de soledad.

Hablo del escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez, cuya obra será llevada a la pantalla de Netflix en este 2024, según anunciaron el año pasado.

Me sucede algo especial con García Márquez. Es, creo, el escritor que más he leído, sin que necesariamente sea mi favorito. Sin embargo, siempre me ha fascinado su capacidad para contar historias. Quizá sea eso lo que me atrajo del también llamado Gabo.

Facundo Cabral solía contar una anécdota de la mamá de García Márquez cuando éste ganó el Premio Nobel y los periodistas corrieron a buscarla para obtener sus impresiones. “Yo no sé nada de literatura, lo único que sé es que el Gabo tiene muy buena memoria porque todo lo que escribió se lo contaron”. 

La primera novela que leí de García Márquez fue Crónica de una Muerte Anunciada. Era parte de las obras que se leían en una clase de literatura avanzada en la preparatoria y que a su vez otorgaba unidades para la universidad. 

Yo había entrado tarde a la clase de manera que para ponerme a la par de mis compañeros de grupo, además de la lectura diaria, llevaba a casa libros que el resto ya había leído. Crónica de una Muerte Anunciada me duró una noche. Al día siguiente recuerdo haberle comentado a mi profesora: creo que nunca llegaré a escribir como este señor.   

Por si no ha leído la novela en mención, le comparto el inicio.

“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”.

Desde el inicio el autor nos presenta a uno de los protagonistas y nos revela un dato importante: lo van a matar. A mí, como joven e inexperto lector, descubrir esa manera de escribir que tenía García Márquez me fascinó y me atrapó para siempre.

Me sorprendía esa habilidad para iniciar contando lo que sucedería después y aún así  seguir desplazando su pluma de un lado a otro, dando giros espacio-temporales incluso intercalando relatos con historias paralelas.

A  eso habría que agregarle la dificultad gramatical que implica intercalar la conjugación de verbos en diferentes tiempos y seguir teniendo sentido sin descuidar la fluidez con la que se lee el relato. No soy un experto en literatura y habrá más de uno que pueda corregirme o que no le sorprenda el estilo de García Márquez. A mi me marcó desde adolescente, qué quiere que le diga.

Tal vez era algo común para cualquier escritor. No así para un chico de 16 o 17 años a quien dicha novela le despertó el interés y curiosidad por seguir leyendo y descubriendo más sobre la obra del Nobel de literatura.

“Lo que sucede es que yo no quise que el lector empezara por el final para ver si se cometía el crimen o no, así que decidí ponerlo en la frase inicial del libro”, le dijo el propio García Márquez al escritor Santiago Gamboa, para el prólogo de una reedición de la novela, el cual encontré en mi búsqueda para confirmar algunas frases y datos que sólo recordaba de memoria. 

Gamboa establece que en Crónica de una Muerte Anunciada,  “Las fronteras de la crónica periodística y de la literatura se disuelven y ningún dato queda suelto, nada de lo narrado aparece sin una previa justificación”.  

Agrega además algo que ahora sabemos. García Márquez hace en esta novela una crónica periodística.

Yo no sabía eso a esa edad. Apenas me había enterado que el literato era también periodista. Hasta ese entonces yo sólo sabía que había dos cosas seguras en esta vida, además de la muerte: en algunos años tendría que pagar impuestos y que sería periodista. 

Esa fue mi puerta de entrada a la obra de García Márquez. Luego seguí con El Coronel no Tiene Quien le Escriba; El Amor en Tiempos de Cólera; De Amor y Otros Demonios; Noticia de un Secuestro, entre otras. Pero sin duda la que más me marcó y la que le ganó el reconocimiento internacional fue Cien años de Soledad.

Me gusta leer historias que tienen que ver con los autores que disfruto. Suelo repasar material que sea en torno a ellos, como entrevistas, artículos, citas de su autoría o de otros autores, compañeros y amigos. 

Así descubrí en su momento la entrañable amistad que tuvieron Márquez y Mario Vargas Llosa, otro Premio Nobel y representante del famoso boom latinoamericano junto al mismo Gabo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, entre otros. 

Gabo y Vargas Llosa después se distanciaron por problemas nunca aclarados y porque ideológicamente se fueron alejando uno del otro. Mientras que García Márquez se mantuvo como una figura de izquierda, Vargas Llosa se fue más por el lado libertario.  

De la misma manera supe más sobre la vida y obra de García Márquez y sobre cómo terminó de escribir Cien años de Soledad en México luego de sufrir un bloqueo creativo.

En el artículo “La novela detrás de la novela”, publicado en la desaparecida revista colombiana Cambio en 2002, el propio autor relató detalles sobre el proceso al escribir su obra maestra. 

Narra que fue durante un viaje a Acapulco durante un fin de semana con su esposa que se le ocurrió ese inicio tan emblemático. 

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Durante un tiempo, García Márquez estaba bloqueado sin encontrar inspiración para terminar su novela. Mientras, los problemas económicos ya eran algo graves. Su esposa Mercedes Barcha había arreglado con el arrendador para que les diera más tiempo para pagar los meses de renta que debían, segura que la novela les ayudaría a salir de ese problema. “Con su palabra me basta”, le habría dicho el casero. 

Un día, antes de ese dichoso viaje a Acapulco, llegó Álvaro Mutis, amigo y editor, a la residencia de Gabo y Mercedes con un par de libros: Pedro Páramo y El Llano en Llamas, de Juan Rulfo. 

Márquez cuenta que Mutis los arrojó a la mesa y le dijo: “¡Léase esa vaina para que aprenda!”

Acto seguido, el Gabo se enganchó con Rulfo y esa misma noche lo leyó sin parar. Él mismo ha reconocido que ese realismo mágico famoso en su obra es influencia de Rulfo y de su Pedro Páramo específicamente. Incluso cuenta que llegó a recitar de memoria el libro completo. Por citar sólo un paralelismo podemos destacar el parecido y la resonancia literaria que tienen tanto Comala, donde se desarrolla la obra de Rulfo, y Macondo, pueblo de la familia Buendía en Cien años de Soledad.  

En 2003, Gabo escribiría y leería un texto en el aniversario número 50 de la publicación de El Llano en Llamas, donde dijo que “El escrutinio a fondo de la obra de Juan Rulfo me dio por fin el camino que buscaba para continuar mis libros”.

Tras reencontrar la inspiración, García Márquez terminó la novela en septiembre de 1966, tras 18 largos meses de trabajo sin parar. 

“Desde entonces no me interrumpí un solo día, en una especie de sueño demoledor, hasta la línea final en que a Macondo se lo lleva el carajo”, habría dicho García Márquez según lo cita el crítico literario británico Gerald Martin, en su biografía de Gabo, Gabriel García Márquez, una Vida (2009).

Luego, junto a su esposa la llevaron a la oficina de correos en Ciudad de México para enviarla a la entonces famosa Editorial Sudamericana, con sede en Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, sólo les alcanzaba el dinero para enviar la mitad de la obra y un mensaje a la casa editorial para que mandara dinero y poder remitir el resto, según algunas versiones.

Entre el dinero que envió la editorial y el que consiguieron tras empeñar algunos electrodomésticos en el Monte de Piedad, finalmente mandaron la novela completa, la cual fue publicada al siguiente año, en 1967 y el éxito fue rotundo. En las primeras semanas se vendieron 18 mil ejemplares solamente en Buenos Aires. Lo demás es historia. 

Cien años de Soledad nos cuenta la historia de un siglo en la vida de la familia Buendía y las sucesivas generaciones en el pueblo ficticio de Macondo, fundado por el patriarca José Arcadio Buendía. Además de la soledad, los temas son diversos pero, si no la ha leído, sugiero que los descubra usted mismo.

La serie en Netflix será de varios capítulos pues García Márquez nunca accedió a vender los derechos para que se hiciera una película, ya que decía que un filme no le haría justicia a una obra tan extensa. 

Cabe mencionar que el Instituto Nobel colocó a Cien años de Soledad entre los libros más importantes en la historia de la humanidad. Junto a El Quijote de Cervantes y Rayuela de Cortázar, son seguramente las obras en castellano más influyentes.

Así que, si me permiten, me atreveré a sugerirles algo para antes que se estrene la serie de Cien años de Soledad: vayan y léanse esa vaina, para que aprendan.

Author

  • Miguel Ángel Báez

    Miguel Ángel Báez is a Mexican-born journalist from the Central Valley. He graduated from CSU Bakersfield and was editor of Noticiero Semanal, a weekly newspaper in Porterville.

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