La guerra desatada entre el grupo de milicianos islámicos de Hamas y las fuerzas armadas de Israel ha dejado no solo más de 3 mil muertos de ambos bandos, sino también casi 150 rehenes secuestrados de nacionalidad israelí y otros internacionales. Además, se ha convertido en la oportunidad para que el gobierno de Tel Aviv se enfrasque en una guerra que ahora está provocando el bloqueo y la catástrofe humanitaria en la franja de Gaza. Desde cualquier perspectiva, la violencia desplegada por ambas partes demuestra el fracaso de la política y la diplomacia en la región por construir un Estado Palestino. Por la escalada militar con artillería sobre la franja han muerto 140 niños y niñas palestinas, incluso han muerto ya al menos 6 periodistas.
La franja de Gaza es un pequeño territorio de 360 kilómetros cuadrados al sur de lo que antes de 1948 era el territorio de Palestina y que después de esa fecha, los alrededores menos Cisjordania se convirtieron paulatinamente y mediante la ocupación neocolonial israelí, en el Estado de Israel. La actual acción militar de ese gobierno destruye edificios, hospitales y ejecuta el acostumbrado “castigo colectivo” con el corte del suministro de agua, alimentos, combustibles y electricidad al pequeño pedazo de tierra gentrificado de casi 2.3 millones de personas.
Los testimonios de víctimas israelíes atacadas por Hamas le dan la vuelta al mundo gracias a las agencias y cadenas de noticias occidentales. El pasado 11 de octubre, cinco familias de las víctimas secuestradas realizaron una conferencia de prensa en un hotel de Tel Aviv y fue transmitida en tiempo real por la televisora alemana Deutsche Welle (DW10/10/23). Entre voces quebradas y cuerpos temblorosos compartieron sus testimonios. Aquellos sobrevivientes del Festival de Música Supernova, cercano a Gaza hablan sobre el horror de la masacre de la mañana del sábado 7 de octubre con saldo de 260 muertos. Era la mañana del sábado 10 de octubre, durante la celebración del Simchat Torah en medio del desierto en el sur cerca del kibutz Re’im. Según la BBC (10/10/23) habían 4000 jóvenes disfrutando de la música. Uno de ellos era el Hersch, hijo de Rachel, estadounidense radicada en Israel desde 2018 quien comentó: “Mi hijo fue herido, sabemos que los militantes llegaron a la zona con granadas y metralletas, mi hijo se hizo un torniquete para reducir el severo sangrado de su brazo, con otros 5 personas del festival con 2 mujeres y 3 hombres del festival los subieron a una camioneta pick up”. Los mexicanos desaparecidos y presuntamente secuestrados por separado en Israel son Ileana Gritzewsky y Orión Hernández Radoux. Éste último, según sus amigos cercanos, estaba en el festival de música. ¿Cuál es la suerte para el Orión? Está por investigarse.
Las declaraciones del gobierno israelí de Bejamin Natanyahu articula una narrativa mediática para la destrucción del enemigo Hamas, la demonización incluso del pueblo palestino y alimenta la justificación para atacar mezquitas, edificios e infraestructuras de civiles en Gaza. La confianza en los sistemas de seguridad israelíes ha sido destrozada por el ataque sorpresivo de los milicianos islamistas y la incompetencia del gobierno. El primer ministro Netanyahu con los ultraderechistas incorporados a su gabinete venía de una crisis política por escándalos de corrupción además del intento de aprobar una reforma judicial impopular que provocó manifestaciones populares callejeras.
“Mi madre Adrian está desaparecida. Ella es excepcional, es partera y enfermera en la comunidad y probablemente fue tomada por Hamas. Cuando ella entraba a las salas de partos siempre miraba a la gente como seres humanos, nunca una religión o raza. Mi madre ha traído miles de vidas a este mundo. Cuando Hamas entró a la sala de partos (donde trabajaba), no la vieron como un ser humano”, explicó su hija la estadounidense Diana Netta.
Según las familias denunciantes, hay al menos 13 familias estadounidenses con algún miembro desaparecido y presuntamente tomadas como rehén. “Le pedimos a sus captores, al gobierno de Estados Unidos e Israel, que sean liberados (los rehenes) acorde con el derecho internacional”.
Jonathan es estadounidense e israelí y miembro de una comunidad desde 1990: “El kibutz (comunidad agraria judía) fue atacado temprano en la mañana de forma bárbara, ahí yo vivía con mis hijos y nietos. Muchos amigos y vecinos fueron asesinados, otros desaparecidos y otros secuestrados. Mi nieto Sagy tiene 35 años y tiene dos hermosas hijas. Él está desaparecido y no hemos escuchado nada de él. Los sobrevivientes dicen que eran cientos de combatientes fuertemente armados muy organizados (…). Le pido al gobierno y congreso estadounidense que haga lo que pueda del lado bueno”. A pregunta expresa de la prensa sobre si ha habido algún contacto con el gobierno israelí, un familiar espetó: “No han habido intención de contactarnos como grupo desde la embajada estadounidense. Ha habido cero comunicación por parte del gobierno israelí”. La tarde del martes, en otra comunicación, desde el pueblo de Givatayim y con su hermana secuestrada, Liri Romann denunció: “No tenemos ningún contacto con el gobierno.”
La ciudadana israelí Galit Dan, cuya madre, hija y al menos dos sobrinos del kibutz Kfar Aza se encuentran desaparecidos y presuntamente secuestrados. Los militantes de Hamas intentaron entrar y atacar la vivienda de Galit pero logró sobrevivir con su pareja e hija menor. “No sabemos nada del gobierno sobre nuestros familiares y gente tomada. Pido ayuda para salvarlos, no sabemos dónde están, qué pasa con ellos, necesitamos alguien de la comunidad internacional para ir y pedir a los terroristas que liberen a los jóvenes y ancianos, a los inocentes. Necesitamos ayuda, la peor pesadilla se hizo realidad !Que la ONU o la Cruz Roja hagan algo!”, expresó a DW (10/1023).
Hasta el martes 10 de octubre, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo estimó que 263 mil 934 personas estaban desplazadas dentro de la propia Gaza y más de 175 mil 486 se refugiaron en 88 escuelas de la agencia en toda la franja. La intención del gobierno israelí de invadir la franja supone ejecutar un desplazamiento forzado de la población civil fuera de las fronteras con el pretexto de destruir los medios militares de Hamas. En caso de consumarse, se estaría realizando la ya conocida “limpieza étnica” común en tierra palestina. Esto, para posiblemente anexar la franja a Israel y hacer lo mismo paulatinamente con Cisjordania. Con ello, además Netanyahu y el grupo ultraderechista pretenden evadir su responsabilidad por articular una política de despojo, colonización y por ignorar los derechos del pueblo palestino. Lo mismo, intentarían omitir la negligencia en las irregularidades de inteligencia que fracasó para proveer seguridad a los ciudadanos nacionales e internacionales.