“¿Profesor Don Pablo, le podríamos por favor tomar una foto?”, le preguntamos al comandante Pablo Contreras del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en esa mañana soleada del 30 de diciembre de 2018. Sin objeción y con generosidad aceptó e incluso se presentó con orgullo acompañado a lado de una joven indígena base de apoyo zapatista. Y es que en ese momento, a sus 97 años, un hombre como él, era como un viejo sabio que, como los lobos, dejan huella sin que el viento se la lleve, sin importar la tierra ó consciencia que toquen. El sociólogo Pablo González Casanova, falleció el pasado 18 de abril a sus 101 años.
Se trataba de un pequeño momento en el que como relámpago, el comandante Pablo Contreras, se encontraba en su última visita pública en territorio zapatista entre ese 26 y 30 de diciembre de 2018. El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ubicaba a sí mismo sin estar totalmente con la comandancia, y tampoco en el espacio de los colectivos de activistas. Don Pablo era como una especie de “puente” entre las dos realidades. Participaba en el segundo encuentro de Redes de Resistencias en apoyo al Congreso Nacional Indígena (CNI) y al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) impulsado por el EZLN que culminaba su asamblea plenaria en el centro zapatista “Huellas de la Memoria, subcomandante insurgente Pedro cumplió”, muy cerca de las emblemáticas comunidades de Guadalupe Tepeyac y el caracol de la Realidad en la Selva Lacandona.
Para los universitarios, que un profesor y ex rector usara, en un instante y públicamente, el mundialmente conocido pasamontañas rebelde suponía la consumación de una especie de acto psicomágico. El mensaje a los estudiantes era claro para quienes lo habían entendido. Era una nueva e imborrable huella en la conciencia política colectiva. Como esta fueron muchas las ocasiones en que Don Pablo visitó territorio autónomo zapatista: desde la Convención Nacional de Democrática de 1994, lo mismo durante los encuentros, seminarios y conversatorios, hasta el último recorrido en 2018 por la selva.
En uno de los foros de análisis sobre la Otra Campaña zapatista en 2006 en el Auditorio Ho Chi Min de la UNAM, don Pablo espetó con sabiduría: “Estamos viviendo una etapa única en la historia de la humanidad”, con un dejo de incomprensión, los estudiantes sabían que en sus palabras anidaba el misterio, pero principalmente la esperanza.
En Chiapas, entre 2005 y 2017 durante la etapa de seminarios de análisis críticos y encuentros entre militantes y activistas convocados por el EZLN, don Pablo también participó, por ejemplo en 2007, en el homenaje a Andrés Aubry donde intercambió memorables debates con Immanuel Wallerstein, John Berger, Naomi Klein, Francois Houtart, Boaventura de Souza Santos, el subcomandante Marcos, entre otros.
Cuando el Centro Indígena de Capacitación Integral de la Universidad de la Tierra de Chiapas albergó el Festival de la Digna Rabia en enero de 2009, Don Pablo recibió junto al filósofo Luis Villoro y al historiador Adolfo Gilly un reconocimiento por parte de la comandancia del EZLN. Ese encuentro marcó, a buen tiempo, el momento en el que el movimiento zapatista agradeció a esos intelectuales, los años de acompañamiento político.
La presencia de Don Pablo en los encuentros de discusión política, seminarios o conversatorios era trascendental por su crítica e independencia. Era como el sabio universitario de la histórica izquierda social que asistía, principalmente a escuchar y a apoyar. Hablaba sólo cuando era el momento indicado. Su acción era como un gran abrazo generoso que el movimiento necesitaba durante los tiempos de la incomprensión de las izquierdas institucionales y reformistas. Así Don Pablo también, se pronunció cuando los grupos paramilitares o las represiones de los gobiernos continuaban aplicando ese inaceptable colonialismo interno, el cual en cada oportunidad criticó. El 21 de abril de 2018, fue nombrado comandante Pablo Contreras por el CCRI-Comandancia General del EZLN en el conversatorio ”Miradas, escuchas y palabras: ¿prohibido pensar?”.
Don Pablo, fue un Votan (guardián en tseltal), de las comunidades indígenas zapatistas. El EZLN no le había dado ese cargo como un homenaje, sino como parte otra responsabilidad de ese ”acuerdo“, de esa hermandad. Don Pablo fue un traductor que supo leer la realidad maya campesina para explicarla en los centros académicos.
Los años entre 2018 y 2023 transcurrieron entre la apertura de nuevos municipios autónomos, la pandemia del Covid19 y los ataques paramilitares en comunidades indígenas como Aldama, Moisés Gandhi, San Gregorio, Tila, con la complicidad u omisión de la política estatal. Don Pablo, que miraba y escuchaba desde lejos esa realidad, firmó desplegados de apoyo a la vida y por la autodeterminación con esa luz de esperanza que compartió con los zapatistas sembrada desde esa histórica Convención de 1994 hasta su retorno 25 años después, como el comandante Contreras en la misma selva y con la misma congruencia.