Por Alianza Comunitaria
Hernández nació en el estado de Guerrero, México, y trabaja en los campos de cultivo de California desde hace más de 20 años, aunque actualmente labora en una empacadora de Sanger. Cuando la vacuna contra el Covid comenzó a aplicarse en el Valle de San Joaquín, Hernández viajó hasta Madera para vacunarse porque no quería esperar.
“No quisieron darme la vacuna allí, hasta me dijeron que no tenía profesión” (al principio de la vacunación se daba prioridad a ciertas profesiones), dice Hernández. “Cómo que no tengo profesión?, dije. Tengo 7 hijos y mi trabajo principal es que tengan qué comer todos los días”.
Las autoridades de salud recomendaban a los interesados, y de acuerdo a su edad, a que se registraran por internet (myturn.ca.gov) para obtener un turno para vacunarse.
“Apenas sé leer y escribir, ¿cómo esperan que me registre por internet?”, dice Hernández. “Nosotros salimos a trabajar a las 5 am y regresamos después de las 5 pm, a esa hora ya no puedes hacer casi nada”.
Para colmo, ella se contagió de Covid 19 en diciembre de 2020. “Durante un tiempo no podía escuchar, estaba sorda”!
Preocupada, Hernández recurrió a la Fundación Dolores Huerta, de Sanger, y finalmente recibió las dos dosis de la vacuna en la clínica United Health. Pero no se calmó hasta que todos sus hijos fueran vacunados.
“No sentí nada. Con la segunda dosis se me inflamó un poco el área pero nada más”, dice Hernández. Y agrega, “No entiendo a esos que no quieren vacunarse, nos ponen en riesgo a todos. Y dicen cosas raras, como que al año de vacunarte te vas a morir… Sacan esas cosas del Facebook, o lo escuchan por ahí, pero es falso, tienen muy mala información.”*****