Derechas un Poco Chuecas

Derechas un Poco Chuecas

Por MIGUEL ÁNGEL BÁEZ

Desde su famosa conferencia mañanera el Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se ha atrincherado para defenderse y contestar a los constantes ataques de aquellos a quienes él se refiere como conservadores.

Y es que los ataques le llegan de varios frentes. No son solamente de la oposición formada por la unión de PAN, PRI y PRD (poco probable en otros tiempos) y que representan a gran parte de la derecha mexicana, sino que ahora también se les ha unido la derecha recalcitrante estadounidense, la cual tiene sus propios intereses. Ambas, eso sí, con el objetivo en común de recuperar el poder. Aunque para ello tengan que llevarse a otros entre las patas.

Por eso no sorprende que el ex presidente estadounidense Donald Trump y, detrás de él, una ala conservadora republicana asomen la cabeza para propagar la misma retórica anti-inmigrante, racista y ultraderechista que lo llevó a la presidencia. Es actualmente la cabeza más visible del partido Republicano y representa a esa derecha bastante chueca, valga la expresión. 

Algo parecido sucede con el PAN y Felipe Calderón, aunque esta relación parece cada vez más frágil. Recientemente salió a decir que dudaba de la culpabilidad de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública durante su mandato y quien fue encontrado culpable en una Corte de Nueva York por tener nexos con el cártel de Sinaloa. Para luego argumentar que es un perseguido político del gobierno de López Obrador. 

En ambos casos, pareciera que sus respectivos partidos no saben qué hacer con ellos. Los dos quieren mantenerse vigentes y seguir propagando su discurso, lo que sea con tal de golpear políticamente a sus oponentes. Trump, por ejemplo, lanzó críticas al presidente Joe Biden por no atender a la comunidad de East Palestine, Ohio, luego de la derrama de químicos peligrosos tras el descarrilamiento de un tren que los transportaba. Sin embargo, durante su mandato como presidente quedó claro que el medio ambiente le importa un cacahuate. 

Por su parte Calderón, desde su “autoexilio” en España, aprovecha y se suma a la distancia a la manifestación en contra del famoso Plan B, de López Obrador, para modificar el INE (Instituto Nacional Electoral) luego de que no se aprobara una reforma constitucional. Con la consigna de que “el INE no se toca”, miles de manifestantes marcharon hacia el Zócalo de la Ciudad de México para demostrar su inconformidad con el Plan B y presionar a la Suprema Corte para que ésta no apruebe tal medida. 

La manifestación como derecho legítimo de cualquier ciudadano que quiera expresarse, terminó convirtiéndose en un acto político con ciertos intereses partidistas.  Al final terminaron sembrando la consigna de estar “defendiendo la democracia”. Permítame dudarlo. No por aquellos que asistieron meramente convencidos de sus motivos, sino por los oportunistas con otros intereses. ¿Defender la democracia? Sí como no, ¿de cuando acá?  

El Procurador General en el gobierno de Trump, Bill Barr, sugirió en una columna en el diario The Wall Steet Journal, del 2 de marzo de 2023, imponer una estrategia intervencionista anti-carteles de la droga. Barr argumentó que el actual gobierno mexicano encabezado por López Obrador no está haciendo lo suficiente para combatir el narcotráfico. Fue más allá, acusó al presidente de proteger al narco. Dijo además que durante el mandato de Calderón sí se luchó contra el crimen organizado. 

Calderón, por su puesto, sacó pecho. Citó a Barr y dijo que lo volvería a hacer.

Sin embargo, la calidad moral de Barr para dar “sugerencias” no es precisamente la más pulcra. El ex funcionario estadounidense encubrió a Trump y mintió al pueblo para quedar bien con su jefe. 

  Asimismo, los diputados estadounidenses Dan Crenshaw (R-Texas) y Michael Waltz (R-Florida) propusieron una resolución para autorizar al presidente Biden el uso de la fuerza militar en contra de los carteles mexicanos. Aunque Biden no se los pidió.

Y más recientemente el Senador Republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, secundó a Barr y dijo que introduciría una propuesta de ley para que se declare a los carteles de la droga como organizaciones terroristas. 

Todo esto luego del trágico final de dos de cuatro estadounidenses que habían sido secuestrados por el crimen organizado en Matamoros, Tamaulipas, México, además de la llamada crisis de opiáceos, la cual ha causado miles de muertes por sobredosis de fentanilo en los Estados Unidos.

Es obvio que los políticos estadounidenses están creando una narrativa con la cual puedan hacer frente a los planes de reelección del actual presidente Biden, pues lo acusan de no haber resuelto el problema. Y lo más fácil es así, con la mano en la cintura, echarle toda la culpa a México y reservarse el derecho de intervenir militarmente. 

Desde la derecha mexicana, pareciera que hay a quienes les urge una “invasión” estadounidense, pero solo para sus propósitos electorales. Les molesta que el presidente defienda la soberanía del país. Recogen los argumentos de la derecha estadounidense para utilizarlos a su vez en contra del gobierno actual, aunque contradigan los principios que supuestamente sus partidos defienden.

Parece que ya se olvidaron de la Operación Rápido y Furioso, mediante la cual el gobierno de este país envió cientos de armas que terminaron siendo utilizadas para asesinar a miles de mexicanos. 

Las muertes por el mal uso del fentanilo no es sólo responsabilidad de los carteles mexicanos. Para llevarlo a términos capitalistas, ellos sólo satisfacen la demanda. México también tiene sus muertos por esta guerra.

Como lo señaló López Obrador recientemente en una de sus mañaneras los legisladores de Estados Unidos no han hecho nada para combatir esta crisis.  

Obviamente hay un problema de inseguridad en México a causa del narcotráfico, el cual se agudizó durante el mandato de Calderón y siguió con Enrique Peña Nieto y ahora con López Obrador. También es obvio que hay un problema de salud pública en Estados Unidos por el uso del fentanilo y otras drogas. Ambos países han trabajado juntos para combatir este problema pero no ha resultado. Algo no se está haciendo bien. Tal vez es tiempo de cambiar la estrategia bilateral y dejarse de intereses partidistas y electorales. 

Tal vez es tiempo de tomar en serio parte del discurso del presidente de México, por muy simplista que parezca, en cuanto al problema con las drogas: invertir más en atacar las causas.

***** 

Miguel Ángel Baez es un periodista del Valle Central nacido en México. Él se graduó de CSU Bakersfield y fue editor del periódico Noticiero Semanal, de Porterville.

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