Los inmigrantes son la principal fuerza laboral en los campos agrícolas de EE.UU. Sin inmigrantes no habría ni verduras ni frutas en las mesas de los estadounidenses. Más allá del campo, otros trabajos que exigen fuerza física son también desarrollados por inmigrantes. Por ejemplo, las empacadoras y lecherías. Incluso el cuidado de ancianos es un trabajo en el cual muchos inmigrantes trabajan.
Y qué pasa cuando ellos envejecen? Muchos, por la naturaleza del trabajo y del viaje a EE.UU. no llegan a ser viejos. O llegan con serios problemas de salud.
Para aquellos que llegan a viejos, se enfrentan con dos serios problemas: si son indocumentados, no pueden cobrar jubilación a pesar de que aportan al seguro social (se deduce automáticamente de los cheques). Los políticos estadounidenses se encargaron de pasar una ley que prohíbe a los indocumentados recibir jubilación y desempleo. El otro problema es el costo de vida en EE.UU. Debido a que su trabajo es considerado “no calificado” —categoría impuesta por los políticos— sus ingresos son menores y por lo tanto carecen de posibilidades de ahorrar para la jubilación, comprar propiedades o invertir dinero. De manera que cuando envejecen una de las opciones para poder vivir con dignidad es regresar al pueblo de donde salieron.
“Muchos trabajadores del campo regresan de viejos. Algunos tienen una propiedad, en algunos pueblos hay propiedad comunal donde estas personas pueden construir una vivienda”, dijo el Dr. Gaspar Rivera Salgado, director del Centro Laboral de la Universidad de California, Los Angeles. “En estos pueblos puedes vivir con $300-$400 por mes, algo imposible en EE.UU.”
Desde los 80s la cara de la inmigración comienza a cambiar. Los nuevos jornaleros agrícolas de México ya no hablan español sino alguno de los idiomas indígenas. Esta migración proviene principalmente del estado de Oaxaca donde hay 16 idiomas reconocidos. Los más hablados son Mixteco, Zapoteco y Triqui. Estos idiomas se pueden escuchar en ciudades rurales californianas como Arvin, Madera y Greenfield.
Estos inmigrantes traen consigo sus habilidades laborales y conocimientos del cultivo al igual que su cultura ancestral, que incluye su increíble gastronomía.
Su aporte a la economía del país es crucial, al igual que su contribución a la cultura de insípidos pueblos rurales de California y otros estados del país.
Trabajo peligroso
El trabajo del campo tiene serios riesgos. Los jornaleros enfrentan temperaturas extremas —el calor es responsable por la muerte de varios trabajadores en los últimos años en el Valle Central de California. También se enfrentan a la contaminación producida por los pesticidas y a las heridas —son muy comunes los cortes que pueden producir infecciones. Hay que mencionar que la naturaleza del trabajo del campo produce lesiones “invisibles” a largo plazo, como artritis y dolores de espalda. Y el agotamiento. Los campesinos a veces deben viajar varias horas al día para llegar a los campos de cultivo.
Estas dolencias hacen el envejecimiento más difícil y doloroso.
“Notamos entre los que regresan (de EE.UU) altos niveles de diabetes, obesidad, alto colesterol”, dice el Dr. Casildo Sandoval Cruz, especializado en medicina familiar en San Andrés Chicahuaxtla, San Martín Itunyoso y Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca. “Pero estos problemas también existen aquí, se consume mucho carbohidratos y muchos refrescos que tienen altos niveles de azúcares. Esta combinación crea adicción. Es común ver a las familias ir de compras y regresar con muchos productos chatarra”.
El Dr. Sandoval asegura que aunque le pide a sus pacientes que regresen a las prácticas tradicionales de alimentarse sanamente, la gente no hace esfuerzos para cambiar. Incluso muchas madres alimentan a sus hijos con leche de fórmula —que contienen carbohidratos y azúcares— y hasta les dan refrescos a sus hijos a temprana edad.
La mala alimentación y las consecuencias de un trabajo agotador afecta las expectativas de vida de los trabajadores. Los jornaleros son jóvenes por los esfuerzos del trabajo.
Según el Departamento del Trabajo de EE.UU., la edad promedio de un jornalero en el país es de 38 años. Los mayores de 45 años son el 20% de los 2-3 millones de campesinos. La expectativa de vida activa (laboral) es de 49 años.
Seguro de salud
Los indocumentados no tienen acceso a Medicare o Medicaid, pero aunque tuvieran “tarjeta verde”, este seguro solo se puede solicitar a los 65 años. Aquellos que tienen contrato de trabajo tienen seguro mientras dure el empleo. Para el trabajo agrícola tampoco hay 401K.
Esto quiere decir que una amplia mayoría de los campesinos no tienen seguro de salud. No sorprende entonces que busquen alternativas. Y como para comprar medicamentos necesitan una receta —que expide un médico— los buscan en México.
“Muchas personas que viven en EE.UU. nos piden medicamentos”, dice el Dr. Sandoval Cruz. Esta es una costumbre muy arraigada entre los inmigrantes mexicanos en EE.UU, la de comprar medicamentos de México, sea traido por familiares o por intermediarios que los venden.
“[Los que viven aquí] recurren primero al curandero y a la herbolaria tradicional y si esto no puede solucionar un problema, entonces recomienda al paciente visitar al médico”.
Según el Dr. Sandoval, actualmente debido a la pandemia muchas personas no quieren ir a la clínica del Seguro Social. Al parecer, la propaganda anti-vacuna ha tenido éxito y mucha gente desconfía de los médicos y de la medicina.
¿Cómo afecta esto a los ancianos? ¿Cómo les afecta el Covid?
“No hay datos sobre esto”, afirma el Dr. Sandoval Cruz.
“No hay gerontólogos especializados en el tema de ancianos inmigrantes que trabajaron en el campo. Y ni se diga dedicados a los trabajadores indígenas”, dice el Dr. Rivera.
La falta de especialistas y de datos precisos afecta la posibilidad de mejorar tratamientos para nuestros ancianos.
En la próxima edición, la historia del envejecimiento de dos ex trabajadores del campo. Cuáles son sus padecimientos, cómo y quienes los cuidan.
Este artículo fue escrito gracias al apoyo de la Gerontological Society of America, The Journalists Network on Generations y de The Commonwealth Fund.