Por Francisco Duarte
En Honor a la Clase Obrera Mundial
En gran parte por motivos comerciales hoy casi todo parece tener su día: el compadre, los amigos, hasta el sombrero. Cada cosa para diferentes personas y ocasiones tiene su propia importancia. El día 1 de Mayo en muchos países del orbe se celebra el día del trabajo como un homenaje a los mártires de Chicago quienes a fines del siglo diecinueve , en los albores de la revolución industrial y a base de lucha y sacrificio lograron establecer la jornada de 8 horas como un beneficio permanente para la clase trabajadora.
El día del trabajo surge dentro de un contexto histórico en el cual la llamada revolución industrial proveía avenidas de empleo para millares de inmigrantes que se movilizaban hacia las zonas urbanas. Chicago era entonces la segunda ciudad con mayor población en el país y el destino de muchos inmigrantes del mundo. Esto ocasionaba problemas diversos de acomodo y servicios para los inmigrantes pero la peor situación la vivían a manos de sus empleadores que les imponían jornadas de trabajo insoportables de 12, 16, 18 horas o más seis días de la semana y en ocasiones siete, el límite era lo que los patrones dictaban sin importarles consumir la vida de los trabajadores. Debido a incontables abusos sobre la clase obrera, La Federación Estadounidense del Trabajo decidió reclamar la jornada de 8 horas o irían a la huelga el 1 de Mayo de 1886. Sin lograr ningún acuerdo el día 3 de Mayo, se concentraron más de 20,000 obreros en la Plaza de Hymarquet, donde fueron reprimidos por la policía con violencia matando a un número desconocido de obreros. Se declaró el toque de queda y centenares de trabajadores fueron encarcelados, golpeados y torturados, acusados del asesinato de un policía. Algunos fueron condenados a cadena perpetua, otros a la pena de muerte -entre ellos tres periodistas-sin embargo para finales de mayo de 1886 varios grupos de empleadores accedieron a otorgar la jornada de 8 horas exigida por los huelguistas.
La historia comprueba la veracidad de las palabras de MLK, el poderoso no concede derechos a nadie, los derechos hay que arrebatarlos. En este país- que no celebra el 1 de Mayo como algunos otros alrededor del orbe- la clase obrera aun tiene una batalla que pelear. En fechas recientes Cesar Chávez, Dolores huerta y muchos héroes anónimos que pagaron con su libertad y con su vida, lograron a base de lucha y sacrificio, algunos beneficios importantes para los trabajadores del campo. Sabemos que la lucha continua aquí y en muchos lugares del mundo en donde se abusa del trabajador indefenso, se pagan salarios de miseria, no se le concede protección de salud o de labor a los trabajadores, se cambian empleos por favores sexuales, no existe el derecho de asociación para negociar contratos solo como ejemplos. Lo que ocurre hoy día en San Quintín, en la Baja California es solo una ilustración de lo que continúa ocurriendo en muchas partes del mundo.
Quienes tienen el capital de inversión parecen olvidar a menudo que el trabajo es uno de los componentes más importantes en la generación de riqueza y que el trabajador debe ser participe con justicia de lo que contribuyen a producir. En esas labores en que se invierte la salud, la fuerza, la vida, el obrero debe de encontrar motivo para existir y la capacidad de edificar su generación con dignidad. El trabajo debe de ser un derecho universal para todo ser humano en capacidad de laborar, pero nunca bajo condiciones de esclavitud; siempre se debe respetar el valor y la dignidad del obrero.
Muchos lucharon y murieron para que hoy tengamos algunos derechos que antes no existían. Fueron torturados, encarcelados y además atacados por la prensa de su tiempo como holgazanes provocadores, individuos que no merecían nada más que la horca; tenidos como rezagos de Europa, abusadores de la hospitalidad de este país, algo semejante a los inmigrantes latinos en tiempos modernos- la mayoría de ellos eran Europeos. Se continúa menospreciando al trabajador del campo y al obrero en general como mano de obra no calificada aunque contribuyen a producir una enorme riqueza para el país y para el mundo.
En este día de celebración debemos mantener en mente que obtener derechos- lograr cambios significativos en beneficio de muchos- siempre va con un precio. Las organizaciones políticas, las huelgas, las marchas, la batalla escrita en los medios sociales o la prensa escrita, los poemas, los corridos, las confrontaciones pacíficas que son necesarias, cada actividad con la que podamos recordarle al mundo la dignidad del trabajo y la dignidad del obrero, su humanidad, son actividades que aunque van con ese costo que incomoda a algunos, siempre valdrán la pena. En este 1 de Mayo recordamos y agradecemos el sacrificio de los mártires de Chicago.