Entre tantas plagas y eventos que han afectado a la raza humana, el Covid 19 ha invadido nuestro planeta, nuestros lugares de habitación, calles y plazas matando ya a más de tres millones de habitantes con muchos más contagiados. Sin duda esta pandemia ha afectado nuestra vida mental, económica, familiar recordándonos cuán frágil podemos ser como individuos y como sociedad.
En eventos que pudieron evitarse, el mundo ha sido escenario de guerras brutales desde el inicio de la historia. Millones de seres humanos, movidos por ambiciones, miedos, venganzas, se han enfrentado en campos de batalla provocando masacres de brutalidad increíble. Las últimas dos guerras —“pandémicas”—, con sus campos de concentración y poder destructivo están allí para recordarnos lo mismo: “Esos eventos que hoy te parecen irreales e impensables pueden también repetirse en tus tiempos”.
En esta guerra viral el desafío a la vida —a semejanza de las plagas anteriores— nos llega como un resultado de nuestros hábitos y a la relación que guardamos con la naturaleza. En el pasado fue el hacinamiento, el desaseo, las ratas, las pulgas, los gatos, las ardillas ¿y hoy? Muchos de nosotros que aprendimos sobre aquellas plagas que diezmaron a la población mundial —incluyendo a una tercera parte de Europa— jamás pensamos que seríamos parte de esta historia: ellos también culpaban a países y a grupos étnicos, se cubrían el rostro, evitando aglomeraciones, se aislaban de la familia y tomaban lo que entonces había disponible como medicina. Nosotros hemos hecho filas para comprar, no arroz, papas o frijoles, oxígeno o medicamentos sino… papel higiénico.
Este país “civilizado” que por su economía ha podido adquirir con anticipación el número de vacunas disponible en el mercado, no ha logrado evadir los estragos del virus. Se han registrado más de 32 millones de casos acumulándose más de medio millón de decesos. Afortunadamente se han logrado vacunar con las dosis requeridas al 32 % de la población avanzando a más de dos millones de vacunados al día. El departamento a cargo de la salud anticipa que se podría lograr una vacunación del total de la población para el mes de Agosto mientras otros países menos privilegiados podrían tardar varios años en lograrlo.
Muy a pesar que por datos comprobables las vacunas salvaron decenas de millones de vidas —solo en el siglo pasado— de los ataques del sarampión, la viruela, el tétano, la polio, etc., hay en este país una creciente desconfianza en las autoridades de la salud creándose un desafío a vencer cuando millones de ciudadanos se niegan a ser inmunizados convencidos por diversas teorías conspiratorias. Afirman que la vacuna tiene un dispositivo microscópico para controlarlos, que afecta el ADN, que los efectos secundarios son muy peligrosos, que son producidas en base a células fetales de niños abortados, etc. Ideas con algún componente religioso y/o político grupos definidos continúan afirmando a pesar de haber sido desmentidos por las autoridades sanitarias del mundo.
En varios estados de esta república comienzan a levantarse restricciones al uso de la máscara como protección. Se están permitiendo reuniones multitudinarias como la del sábado 8 de Mayo en Dallas en la que una pelea de box rompió un récord con 73 mil asistentes. Libertades semejantes han sido adoptadas en Mississippi, Montana y Iowa y al parecer muchos más estados van en rumbo a esa misma estrategia a pesar que en algunos lugares del mundo, y muy en particular en la India, Túnez y Colombia hay brotes muy peligrosos del Covid 19, o de alguna de sus variantes.
La Peste Negra del siglo catorce, por su devastación a la población trabajadora, dejó como herencia la terminación del sistema de economía feudal. Esta pandemia debe provocar cambios drásticos en nuestro estilo de vida y la manera de organizarnos para enfrentar crisis semejantes. Esta crisis, además de la desigualdad existente, ha desnudado las deficiencias del sistema de salud en tantas partes del mundo hablándonos de la urgencia de un sistema de salud universal en cada país del mundo —en el que no se tenga que discutir sobre patentes por ganancias. Urge un ataque frontal a la plaga endémica del hambre que mata nueve millones de seres humanos cada año; cada diez segundos un niño o una niña mueren de esta plaga perfectamente combatible. El Virus parece alejarse de estas tierras trayéndonos algún respiro de esperanza, pero tal vez sea el tiempo de prepararnos y muy temprano para bajar la guardia.
