Por Francisco Duarte
Por el Alma de América.
Cuando este artículo aparezca probablemente ya se conozca quien representará al partido demócrata en la carrera presidencial en Noviembre, si Joe Biden o Bernie Sanders, los últimos en una contienda disputada por una veintena de aspirantes. Esta carrera ha sido una repetición de la historia en la que Hillary Clinton —favorita del establecimiento demócrata— obtuvo más votos que Bernie Sanders para liderar al partido en 2016, y también es historia, que aún ganando el voto popular, ella perdió la elección con Donald Trump por el Colegio Electoral. Preguntamos si esa historia se repetirá dándole de nuevo la victoria a uno de los presidentes más corruptos e ineptos en la historia de la nación.
Evidentemente la mayoría de los aspirantes se identifican como “moderados”, con Bernie Sanders y Elizabeth Warren empujando la política hacia una agenda más progresista, descrita por la derecha como políticas “extremas” asegurando a los votantes que ni Sanders ni Warren son elegibles —o que de llegar al poder les será imposible cumplir sus promesas. Esta campaña de desinformación y de miedo en la que los medios de comunicación masivos —conservadores y “liberales”— juegan un papel crucial, les ha dado resultados a quienes tienen el poder real en América, un pequeño grupo de billonarios quienes desean continuar controlando el sistema económico y político del país.
Bajo el temor de perder la elección, o por conservar privilegios, Klobuchar, Buttigieg, Bloomberg, Kamala Harris, Nancy Pelosi, Schumer, Booker, 80 congresistas y gobernadores, etc., se apresuraron a apoyar la candidatura de Joe Biden, declarando, contra toda evidencia, que lo consideran con mayores posibilidades de derrotar al actual presidente, como si aquel individuo fuera un contrincante formidable, como lo han insinuado los medios de comunicación corporativos con la aparente intención de que el miedo lleve al partido Demócrata a elegir lo más similar a un conservador: Joe Biden. Elizabeth Warren, con la plataforma más similar a la de Bernie Sanders, continúa pensando a quién le conviene apoyar mostrando más sus ambiciones personales que sus convicciones políticas.
Con Joe Biden, de ser electo, se garantiza que las cosas continuarán más o menos igual. Se promoverán algunos cambios pero siempre serán cosméticos, mientras la estructura del gobierno actual, plutócrata y corrupto, continuará inamovible. Algunos Demócratas que rechazan la agenda de Bernie Sanders se felicitan de derrotarlo por los votos del pueblo, ignorando la participación del establecimiento político y los medios de comunicación en la dirección del proceso electoral, usando su poder para manipular a un segmento mal informado. Ese apoyo fue evidente en la primera victoria de Joe Biden llamándolo su “resurrección política”, poniéndolo en el terreno de los vencedores mientras formaban un escándalo mayúsculo ante las declaraciones de Sanders alabando el sistema educativo de Cuba, gratuito y universal, como su sistema de salud. Declaraciones que desataron los ataques de los congresistas cubanos, Ted Cruz y Marco Rubio, quienes por su hipocresía deberían ser declarados una vergüenza nacional. Se ocuparon en explotar la ignorancia y los miedos del macartismo en lugar de exponer el punto de Sanders en el debate político: Si los cubanos, con menos recursos y con una economía criminalmente bloqueada por este país, pueden tener educación y salud gratuita y universal, ¿por qué Estados Unidos no puede como dicen los críticos? Porque es inconveniente para los plutócratas.
Cada día es mas evidente la diferencia entre quienes deseamos un cambio en la estructura de poder en América y quienes se conforman si su partido gana mientras continúan culpando a los seguidores de Sanders de la derrota anterior. El verdadero progresista quiere un gobierno que no ignore el problema climático, la educación, la salud, la migración, la desigualdad, la falta de derechos de la clase trabajadora, los privilegios de género, de color, los abusos dentro del sistema judicial, el costo absurdo del militarismo, de intervencionismos criminales, de una infraestructura derrumbándose, de una deuda explotando al nivel de impagable, etc. Urgen cambios que le permitan a este país, retornar al terreno de la prosperidad y de la justicia para todos.
Cualquiera que sea el resultado de estas primarias alienta reconocer las victorias que ya se han ganado trayendo a discusión esos grandes temas que no se discutían antes de Sanders, además del hecho de ganar al progresismo la generación de jóvenes hambrienta por cambios reales. Ellos saben, y América se dará cuenta, que continuar endeudados y en declive moral con más de lo mismo no es una opción para el futuro.
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Francisco Duarte nació en México y es un activista de Fresno. Pueden contactarlo en fresnohouse@hotmail.com