Lost Hills: Cuando el Fuego se Acerca Pero un Líder no se Rinde

Lost Hills: Cuando el Fuego se Acerca Pero un Líder no se Rinde
Bomberos trabajando alrededor del fuego en Tioga Road, Yosemite, 2020. Los incendios en el parque nacional han aumentado y han crecido en intensidad, por lo que las autoridades realizan trabajos de prevención que son fuertemente cuestionadas. Foto cortesía NPS

En los últimos años, California ha sufrido devastadores incendios forestales que han consumido miles de hectáreas y que han llenado nuestros cielos de humo. Solo en septiembre el Distrito del Aire del Valle de San Joaquín publicó un comunicado de prensa informando a los residentes de que estuvieran preparados para posible impacto de humo de incendios de Oregón y del norte de California, así como el incendio Redwood en el Condado de Tulare. Y aunque en el 2023 el Valle Central no ha sido afectado severamente por el humo de incendios forestales como en años pasados, algunas comunidades sí han padecido del humo. 

En agosto, los residentes de la pequeña comunidad rural de Lost Hills, en el norte del condado de Kern, fueron testigos del fuego que por más de dos semanas quemó parte de los campos agrícolas propiedad de la compañía Wonderful. Quienes vivimos en el Valle Central sabemos que esto es un peligro latente, por desgracia también sabemos que la respuesta para atender emergencias como esta no es la misma. En palabras del presidente del Comité por el Progreso de Lost Hills, Saul Ruiz, “por días fuimos ignorados porque somos una comunidad pobre y de mayoría Latina, si fueran anglosajones los que viven aquí hasta el Gobernador hubiera venido”. Y no culpo a Saul por sentirse de esa manera, ya que las respuestas que recibió de las primeras organizaciones a las que pidió ayuda—los bomberos, el Distrito del Aire del Valle de San Joaquín, y la compañía Wonderful—no fueron alentadoras. Aquí la crónica de lo que pasó a fines de agosto en Lost Hills y como Saul contribuyó para que su comunidad recibiera la atención adecuada para mitigar el impacto del humo.

Fue la madrugada del jueves 24 de agosto cuando Saul llevaba a su esposa al trabajo a las 5 am cuando vio las primeras llamaradas al lado de la autopista 46, en campos propiedad de la compañía Wonderful. La ironía, es que un día antes Saul había viajado a Sacramento junto con otros líderes comunitarios para abogar por reglamentaciones más estrictas para que tengamos un aire limpio, porque nuestra región tiene la peor contaminación del aire de todos los Estados Unidos. Cuál sería la sorpresa al ver que además de la contaminación de los pozos petroleros, los pesticidas que aplican en los campos agrícolas que rodean a Lost Hills y del incesante polvo de cuando cosechan las almendras, ahora tenían un incendio que podía afectar sus casas. 

Durante varios días Saul vio como los bomberos intentaban apagar la maleza afuera de los campos de Wonderful que se estaban quemando, pero no hacían nada por apagar el fuego adentro de la propiedad de este gigante agroindustrial. Después de dos días Saul se acercó al área para preguntar porque no hacían más por apagar el incendio, pero una mujer le dijo que se fuera, que no podía grabar y no le dio ninguna otra explicación. Desesperado ante esta inacción, Saul fue el lunes a la estación de bomberos local, tocó y tocó y esperó por una hora y nadie abrió. Cuando consiguió el número de teléfono de la estación le dijeron: “Si habla por el incendio del campo cerca de Lost Hills va a durar de 3 a 4 semanas en apagarse, no podemos hacer nada” y le colgaron. Un representante de la compañía Wonderful le dijo lo mismo “no se puede hacer nada”.  Saul no tuvo mejor suerte cuando llamó por primera vez al Distrito del Aire, le dijeron que ya había inspectores pero que no le iban a decir dónde estaban porque él podía “estropear su investigación”. 

Pero Saul sabía que no podía quedarse con los brazos cruzados porque en cualquier momento la dirección del viento podía cambiar y tendrían el humo en la comunidad y lo peor, dentro de sus viviendas. Porque la gran mayoría de los hogares en Lost Hills tienen un enfriador evaporativo, mejor conocido como “swamp cooler”, que lleva el aire y el humo dentro de las viviendas. Y así sucedió, el miércoles 30 de agosto el humo ya era denso en la comunidad. Saul desesperado al ver esto y ante las múltiples llamadas de residentes que desesperados le preguntaban qué podían hacer, llamó a César Aguirre, que trabaja para la Red de Justicia Ambiental. César le trajo ese mismo día un purificador de aire que alivió un poco la gran preocupación que tenía Saul por su hija que padece de asma. Antes de tener ese purificador, Saul le había pedido a su hija que buscara refugio con unas amigas en Wasco, no quería correr el riesgo de una emergencia como la que ya habían tenido en el pasado. Saul no dormía, para vigilar que sus hijos no prendieron al swamp cooler y que, si pudieran respirar, prefería aguantar el calor que ver humo dentro de su casa.

Pero a Saul también le preocupaban los otros vecinos que también tienen hijos con asma o personas de la tercera edad que son más vulnerables al humo. Así que también llamó a un representante de la compañía Wonderful y les pidió una reunión urgente, le dijo “tienes que venir, nos estamos muriendo con el humo”. Después de esa reunión, y también gracias a la intervención del Distrito del Aire, el representante de Wonderful accedió a conseguir purificadores de aire. Primero llevaron 30 y con la ayuda de Saul los repartieron entre las familias que tenían niños con asma. Luego lograron conseguir otros 80 purificadores, que Saul también ayudó a repartir yendo de casa en casa. Los empleados de Wonderful por supuesto que recibieron un pago por su tiempo, Saul lo hizo por su compromiso de ayudar a su comunidad. Y a pesar de que el tiempo del personal de Wonderful era pagado, se cansaron rápido. Decidieron que las familias que querían recibir el purificador fueran a recibirlo al Centro Comunitario (Lost Hills Recreation Building). 

La preocupación de Saul era “así no podíamos asegurarnos de que cada casa recibiera, aunque fuera un purificador”. Aunque en realidad esto no iba a ser posible, ya que Wonderful compró 400 purificadores de aire, de manera que aproximadamente 200 viviendas no recibieron uno.  Es decir, que la compañía gastó aproximadamente $100,000 en estos purificadores (no sabemos la cantidad exacta pues compraron de muchos modelos y tamaños). ¿No podía esta empresa que genera 4 billones de dólares de ingresos anualmente comprar uno, y hasta 2 purificadores por casa? Aun así, Saul le pidió a una organización que le ayudara a redactar una carta para agradecer a la compañía.

El fuego finalmente fue controlado después de casi tres semanas, la compañía Wonderful fue multada por el Distrito del Aire; 400 familias recibieron un purificador del aire gracias a que hubo un líder que no tomó NO por respuesta y que insistió hasta que las agencias encargadas de la calidad del aire, los bomberos y la compañía responsable de los incendios actuaran. 

Pero Saul piensa que una comunidad como Lost Hills no tendría que ser olvidada, no tendría que luchar para que su bienestar y su salud sean tomados en cuenta. Le gustaría que el personal de las agencias sepa cómo responder rápidamente y con respeto a todas las personas, sin importar su estatus socioeconómico o su color de piel. “Los sistemas tienen que cambiar”, opina Saul. Y estoy de acuerdo, tenemos que erradicar el racismo ambiental tan prevalente en nuestro Valle Central.

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